miércoles, 14 de octubre de 2009

UN PUÑADO DE SUEÑOS FRENTE AL MAR


Mañana de domingo en Marbella. El sol se despereza por el horizonte y despliega un manto de luz y calor sobre la arena de la playa. El sonido del reloj marca las 10:00 horas en punto de la mañana. Hace un día precioso. Los pequeños y traviesos gorriones cantan mientras revolotean de rama en rama. Camino despacio, saboreando ese día veraniego en pleno Otoño, saboreando la tranquilidad de la mañana, su paz. Tras un corto paseo por fin diviso el mar, el azul de la inmensidad, el abismo de la belleza y el paradigma del sosiego.
Un banco de hierro vacío se sitúa delante de mi vista, un banco donde la soledad no es tan dolorosa, un banco solitario como yo que se dirige hacía el azul infinito.
Me siento. Tengo un libro sobre mi regazo. Me aíslo del mundo. El sol calienta mi piel y el sonido de las olas cuando mueren en la orilla de la playa anestesian mis angustias, mis miedos, mis complejos. No siento dolor. Demasiada belleza ante mis ojos, demasiada tranquilidad ante mis sentidos, demasiadas cosas en las que pensar. Mis ojos dirigen la vista hacía el infinito, hacia esa línea que consigue que el cielo y el mar se toquen, hacia el horizonte, línea de la inmensidad, línea que nos demuestra lo pequeños que somos, lo insignificante de nuestra existencia. No me canso de mirar, quiero devorar con los ojos todo aquello que está frente a mí. El rumor de las olas penetra en mis oídos y lo hacen suyo, música celestial propia de cualquier paraíso terrenal.
El tiempo pasa, no soy consciente de él, estoy dentro de una burbuja impermeable a la realidad. De pronto se oye música de fondo, una melodía que me envuelve de melancolía, mi canción favorita. Amaral me acompaña, sin previo aviso, y las notas de “como hablar” se clavan muy dentro de mí. En ese momento, sentado en ese viejo banco frente al mar, me doy cuenta de muchas cosas, cosas que ya sabía y cosas que no sabía o que no quería saber. Ante aquella estampa la vida me parece el más bello regalo. Pienso durante mucho tiempo. Y siento también durante mucho tiempo. Pienso sobre la vida, sobre el paso del tiempo, sobre las angustias, sobre los miedos y complejos, sobre la muerte. Pienso sobre la necesidad de cambiar algunos aspectos de mi personalidad, pienso sobre la necesidad de dar importancia a las cosas en su justa medida, en sonreír, en luchar por encontrar mi sitio en este mundo en el que a veces me siento un poco desorientado. Pensar, pensar, pensar…..

Y después de tanto pensar, me doy cuenta que NO PUEDO DEJAR DE PENSAR EN TI….

Qué sencillo y que complejo es todo al mismo tiempo ¿verdad?


Y frente al mar, Y PENSANDO EN TI, me puse a cantar esta canción…..




La canción cesó, y sentí que en aquel lugar, solo, pero frente al mar, había sido feliz durante unos instantes, que tan solo con ese momento ya había merecido la pena el viaje. Sentí que seguía PENSANDO EN TI.

Ojala que algún día, podamos sentarnos juntos TÚ y yo en ese banco y mirando al mar nos amemos como si no hubiera un mañana, o precisamente para eso, para construir juntos un mañana…..

Un puñado de sueños que se escapan de entre las manos al igual que lo hace la fina arena del desierto…..


2 comentarios:

Rocio dijo...

Que bonito...

Muchos de nosotros (sino tod@s) hemos pensado alguna vez que estamos en un mundo equivocado en el que las cosas no nos encajan por mas que las pensemos, pero al final encuentras un camino en el que estás muy agusto.

besitos

Santy dijo...

eso quiero pensar roci!!!!!

muchas gracias, me alegro que te guste, ya sabes que trato de ser sincero con lo que siento, sin tapujos.....aunque como dije, solo sean un puñado de sueños plasmados en la pantalla del ordenador....

la realidad es muy distinta......

besos