lunes, 30 de noviembre de 2009

LLUEVE Y DESPUÉS DE ÉSTO MUCHO MÁS!!!!!!

Hoy que estrenamos por fin un lunes de invierno, frío, pasado por agua, uno de esos lunes que cuestan, también es día de estreno en este blog!!

Hoy estrenamos en primicia para todo el mundo, especialmente para nuestros vecinos de la Unión Europea, la segunda canción que posiblemente nos represente en el festival de Eurovisión!!!! Aquí llega Karmele con su nuevo éxito dispuesta a comerse el mundo, una canción menos cañera que la otra pero que sigue con la estela de la anterior, una canción que afianza aún más a nuestra futura representante…..

En fin, no se si os gustara o no pero al menos nos puede ayudar a ponernos en pie con una carcajada en la boca!!!! O con una vergüenza ajena de cagarse…..


QUE TIEMBLE EUROPA!!!!!


Aquí llega la Carmelita…..


Madre mía, madre mía, ¿¿esta mujer no tendrá amigos o familiares que la quieran y le digan que deje de hacer el ridículo??

En fin, a mi eso me da igual, al enemigo ni agua, nada de treguas…con un poquito de suerte mandamos a esta petarda a Eurovisión y le hundimos la poca carrera que pueda tener……aunque como pierda ya sabemos de quién es la culpa ¿no?...

DE ZAPATERO PARA VARIAR!!!!

¿¿Os gustó más esta o la otra canción??

PRONUNCIARSE DE NUEVO PUEBLO SOBERANO!!!!

De todas formas tranquis, por si no tuviéramos poco aún queda una tercera canción……. Por llamarlo de alguna forma!!!

ARRIBA KARMELE!!!!!!

¿Por qué no? ¿No va a dar las uvas la analfabeta mental de Belén Esteban?


Pues Karmele también tiene el derecho de hacer el ridículo…..

domingo, 29 de noviembre de 2009

RELATOS DE OTOÑO VI

En este escaparate de relatos en que se ha convertido este espacio la jornada de los domingos, hoy le toca el turno a un relato de un autor que también me gusta bastante, a un autor que conocí por casualidad, sin que nadie me hablara de él, simplemente me compré un libro suyo un día ya lejano en el FNAC y me gustó tanto que he seguido siendo fiel a su literatura, a su mundo narrativo, ese mundo que ha cambiado bastante con el tiempo, ha pasado de un mundo literario más o menos clásico o normal a un mundo más oscuro, más tenebroso, con novelas de misterio, muy originales, tremendamente originales donde se mezclan el terror con la ciencia ficción, tramas complejas y muy oscuras que te arrastran a una lectura desgarradora, una lectura ansiosa de más y más……

Hoy en este espacio se escucha la voz y el tintineo de la pluma de José Carlos Somoza, un escritor muy prolífico y con una gran diversidad de novelas, de diversos géneros, desde la novela de misterio, policíaca, erótica, de ciencia ficción, de terror, histórica….un autor tremendamente original y cuyo estilo no deja de sorprenderme.

Disfrutad del domingo, al menos de la mañana del domingo en la que todavía parece que el fin de semana no llegará nunca a su punto final, y disfrutad de relatos como éstos, de relatos de autores importantes a los que no debéis perder de vista, autores como el que hoy protagoniza este espacio, JOSE CARLOS SOMOZA.


JOSE CARLOS SOMOZA


Como ya es costumbre, os dejo los títulos de algunos de los mejores libros de este autor, o al menos los que mi más me han gustado para que os animéis a sumergíos en sus páginas llenas de historias deseosas de agradaos y de empujaos a una historia que no podáis olvidar. Os recomiendo muy especialmente “LA CAVERNA DE LAS IDEAS”, una historia de asesinatos en la Grecia clásica, “CLARA Y LA PENUMBRA”, novela fascinante que nos sumerge en un mundo donde los seres humanos son obras de arte, y “ZIG ZAG”, novela que mezcla el mundo de la física y el suspense.

Ya me callo, ahora toca disfrutar de una buena historia……aquí la teneis!!!



WOMANBED
Por José Carlos Somoza




Hubo una vez una cama. Y una mujer dentro de ella.
No encima. Ni debajo. Dentro.
Es sabido que se trataba de un castigo muy frecuente para la adúltera en el
Renacimiento. Quizás no tanto. Puede que sólo alguna que otra dama se haya visto
sometida realmente a este difícil trance. Lo cierto es que Guido Farniessi refiere, en la
edición in quarto de su célebre Opúsculo dedicado a la decoración florentina, que así fue
ajusticiada la hermosa Verónica Vinebuolla, segunda esposa del noble Giuseppe
Vinebuolla, uno de los hombres de confianza de los Médicis. Según este autor, no era para
menos. Farniessi cuenta que la disoluta Verónica "pecó varias veces, en su propio lecho
conyugal, con distintos amantes, por lo que merecía la pena capital" (sic).

Ser encamada viva es una muerte lenta y horrible como pocas, aunque, siempre
según Farniessi, prime el detalle estético: la cama utilizada para tal fin era un modelo
apropiadamente alto, de dosel decorado con la hermosa obsesión renacentista por las
formas, cuyo cuerpo central, horadado, se adaptaba para recibir una caja paralepípeda en
todo similar a un ataúd, aunque forrada con más primor para evitar que la podrida
conclusión en que terminamos de resumirnos infestara el dormitorio de hedores
innecesarios. En esta caja se introducía a la culpable, sin vestidura alguna, tapiándose el
acceso con lindas planchas de pino, roble o nogal. Su compleja disposición de espacios y
agujeros impedía que la desdichada pudiera realizar otra actividad que no fuera respirar con
suma dificultad. Por último, se colocaba encima el pesado ajuar de los grandes lechos de la
época, y se invitaba al marido ultrajado a dormir en ella. Tal era el rito final de la sentencia:
esa última noche (tan opuesta a la primera) que la condenada y su esposo pasaban juntos.

Fácil resulta imaginar lo que Farniessi no cuenta: los gemidos, súplicas, gritos y jadeos de
la víctima sobre los que se dormiría su cornudo cónyuge, esa canción de cuna que terminaría meciendo dulcemente a su venganza; un tormento adecuadamente terrorífico
para el círculo del infierno quattrocentista. Según algunos, el castigo era absoluto, no
dejaba resquicios de injusticia: ¿qué mayor pena que morir bajo el marido, para aquélla que
ha gozado tanto bajo otros hombres? No en vano advierte Farniessi, con un repunte irónico
deplorable, que el encamamiento era una ejecución homeopática: torturar con un terrible
simulacro del delito.

Camas con mujeres dentro sobreviven pocas.

Alicia Tarrasch compró la última, quizás la única.

En este caso procedía de Inglaterra, finales del siglo XV, y era un bello y ostentoso
mueble con dosel de columnas espirales y relajante madera oscura. Pero lo interesante era
que en su interior permanecían los residuos de la que fuera en otro tiempo una dama
desconocida de la nobleza. Se trataba, por lo tanto, de una womanbed original (ese es el
nombre que reciben en Inglaterra estos pintorescos instrumentos de tortura), subastada en
una de esas misteriosas casas de arte a las que Alicia solía acudir de vez en cuando. Las
radiografías practicadas corroboraban la existencia de un souvenir de cadáver en su interior,
una sombra de ceniza y podredumbre que ya había perdido incluso el horror que rodea a la
muerte: no era una falsificación moderna, ni mucho menos, pero tampoco una de las
imitaciones de la época; podía afirmarse, en efecto, que se trataba de una de las escasas
womanbeds auténticas de Europa. Una cama con una mujer dentro.

O lo que quedaba de ambas.

Alicia Tarrasch es pintora, diletante, millonaria, frecuenta círculos herméticos en
Barcelona, se encuentra atractiva, tiene el pelo largo, negro y rebelde, la piel caoba clara, es
joven (no hay radiografías que lo demuestren, pero ella lo afirma), de blanca dentadura que
abusa en su sonrisa y ademanes tan mundanos que no se perciben.
No está obligada a explicarnos por qué ese repentino deseo de poseer una
womanbed: surgió así. Y cuando por fin lo satisface, se siente feliz.

-Voy a dormir en ella todas las noches -le dice a sus amigos.

Naturalmente, era un pasatiempo. Ni por un momento se le ocurrió creer que
reposar en una de estas camas, como así aseguraba el anónimo autor de un manuscrito
pentacentenario que Alicia misma conocía (otro oscuro opúsculo, dedicado en este caso a
los exorcismos de hogar), pudiera ser peligroso. No por espectros. No por manos que escapaban de las sábanas y te aferraban mientras dormías. No por el posible castigo de un
presunto sacrilegio (dormir sobre una tumba acolchada), administrado en un desvaído más
allá. Pero algo había de arriesgado, aunque el anónimo autor se embarullaba y no sabía (o
no quería) extenderse más en el asunto, si bien recomendaba fervorosamente que nadie
pasara la noche en una womanbed original. Algo había.

"Quizás ahí estribe lo excitante de la experiencia", pensaba Alicia.

Porque lo excitante tiene que existir. En caso contrario, ¿para qué pagar tanto
dinero por una cama? Es morboso saber, por ejemplo, que allí agonizó y murió una persona
(pero lechos así hay muchos en el mundo, quizás todos; es posible que no exista ninguno
que no haya sido depositario de una pequeña muerte o, al menos, de una larga y penosa
enfermedad); sin embargo, es más atractiva la extraña certeza de que el cadáver perdura aún
en su interior. Y no digamos imaginar al cónyuge de la época conciliando el sueño sobre la
armónica alucinación de los aullidos de la víctima, la sonrisa de la venganza borrándose
poco a poco de su rostro, o convirtiéndose en la mueca angelical de quien duerme sin
pecados sobre su conciencia, la cabeza reposando en la mullida almohada de plumas,
mientras su esposa, debajo, se asfixia sin cesar.

Por eso, tanto peor descubrir el aburrimiento.

La primera noche (ansiada, como toda primera noche) que Alicia pasó sobre la
womanbed, le deparó una imprevista frustración (como toda primera noche ansiada).
Incluso peor: la cama era notoriamente incómoda y no consiguió pegar ojo. Por mucho que
intentaba asumir lo inusual (que dormía sobre una especie de ataúd; que varios siglos antes
se oían gritos de mujer bajo la almohada), lo cotidiano irrumpía con toda la fuerza de la
realidad: el edredón era muy pesado, el colchón demasiado duro, el olor a madera rancia le
atosigaba, los crujidos del dosel le hacían pensar que podía desplomarse súbitamente sobre
ella. Pasó el tiempo contemplando aquel techo oscuro y gruñidor mientras su imaginación,
como sus ojos, se esforzaba en vano por traspasar la tiniebla y llegar hasta el triste despojo
que, sin duda (así lo probaban las radiografías), yacía debajo. Ni siquiera le resultó útil el
preliminar de desnudarse por completo (no era su costumbre: usaba cómodos pijamas) y
adoptar el papel terrible de la víctima sometida al rigor del encierro y la asfixia: pensar en el
cuerpo feliz del hombre durmiendo sobre su agonía, quizás acariciándose el sexo con
desparpajo mientras la oía gritar, quién sabe, o cruzando el umbral del sueño al tiempo que
ella traspasaba el de la muerte, excitó más su feminismo que su masoquismo, y terminó
irritándose y maldiciendo entre dientes.

Bah, después de todo, ¿qué? Ni siquiera aquella primera noche había hecho honor a
la terrible fama de las womanbeds: nada insólito había ocurrido (¿y qué esperaba ella que
ocurriera?) Llegó a creer incluso que ahí radicaba el extraño peligro que tan mal acertaba a
explicar el autor del manuscrito de exorcismos. Quizás el terror residía en el hecho cierto y
comprobado de que uno se puede dormir sobre los restos torturados de otra persona y no
sentir nada en absoluto, ni miedo, ni alegría, ni siquiera el escalofrío catarral de una idea
filosófica importante. Tan sólo dolor de espalda.

Meditando en esto, Alicia decidió cambiar de tercio y probó una segunda noche
con uno de sus amigos, dispuesta a resarcirse: pero ni de lejos resultó un coito memorable.
Descubrió que si no se obligaba a pensar en la víctima esparcida bajo el crujiente lecho
mientras era penetrada, si no acontecía en su mente la esquizofrenia de gozar y razonar al
mismo tiempo, de vivir ambos polvos (el que sucedía arriba y el que yacía debajo), no
existían diferencias, salvo las dictadas por la inevitable incomodidad. Su amigo, sin
embargo, sí se entusiasmó:

-Genial, tía -le dijo al terminar, cuando lo único que aún ardía eran los cigarrillos-.

Y más sobre esta cama. Qué morbo.
"Es un pobre gilipollas", se asustó Alicia mientras lo contemplaba fumando
desnudo junto a ella. "Apenas conoce mundo. Seguro que diría lo mismo si folláramos
sobre la foto de un cementerio". Pero ¿y ella misma? Lo que más odiaba en el universo era
la vulgaridad: esa era su asfixia particular. Y en ese instante sintió que se ahogaba dentro de
una vida mediocre mientras aquel cretino sonreía feliz sobre las sábanas.

Pasaron los días, y Alicia consiguió por fin lo último que quería conseguir con la
womanbed: dormir. Descansar como se descansa sobre una silla; o en el sofá, frente al
televisor resplandeciente como una hoguera; o en el autobús, con el vulgar balanceo de los
motores. Incluso logró extinguir, a fuerza de hábito, el pertinaz dolor de espalda. Pronto
olvidó los misterios y maldiciones de la cama, los manuscritos que la mencionaban con
temor, el escalofrío de la cercanía de unos restos humanos velando su sueño: "Al fin y al
cabo, si nos ponemos así, toda la tierra está llena de cadáveres", razonaba. "Qué importa la
proximidad: siempre dormimos sobre los muertos".

Y un día, frente a uno de sus lienzos sin terminar (sobre el que se derramaban
colores variables, inconexos), la invadió como una náusea un sentimiento tan fuerte que
casi lo juzgó impúdico: una pavorosa soledad.
Se detuvo en el trance de una nueva pincelada (se hallaba en la terraza de su
estudio costero, ultimando el cuadro; era un lindo día de verano, y la impávida oleada azul
del Mediterráneo se extendía hasta el infinito sin obstáculos; no había nubes, todo era tan
perfecto que ofendía) y contempló sus pinturas anteriores, colgadas en hilera de las paredes
del estudio.
"¿Qué he hecho con mi vida?", pensó sin razón aparente, estremecida. "Nada.
Estoy sola".
No era del todo cierto, y los certificados a colores de sus cuadros estaban allí para
demostrarlo. Era una artista. Había pintado. Pensó que cada una de aquellas obras era como
un trofeo del pasado, un radiante fragmento de su propia historia. "Pero precisamente eso",
razonó: "mis cuadros poseen historia y yo no".

Porque de repente supo que todo lo que recordaba de su vida estaba allí, ante sus
ojos. Por ejemplo, el cezannesco motivo de flores azules que ahora contemplaba adornando
una esquina de la pared, y que había pintado en memoria de un hombre al que apenas había
conocido. Eso era una evidencia. O aquellos círculos naranjas, no exactamente círculos sino
espirales, aquel sol deforme de rayos espirales que flotaba sobre un cielo blanco, ese sol
completo de alba, mediodía y ocaso que pintó mientras veraneaba con sus padres (o sus
padres con ella) en el sur de Francia. Hace tantos años. A su padre le había gustado siempre
aquel cuadro.

Allí estaban. Todos. Y se preguntaba por qué no les había conseguido dueños, por
qué no los había vendido, regalado o compartido de alguna forma. No podía comprender de
repente la razón de aquella invasión de ella misma en ella, aquella hiedra de recuerdos atada
a las paredes, cada uno con su voz, su particular anécdota, su íntima frustración (porque
incluso los que hablaban de momentos felices -más aún éstos- la entristecían ahora). Nunca
había imaginado que fueran tantos. Otros cuadros suyos estaban en galerías de arte o en
paredes ajenas, por supuesto, expuestos a miradas que no lograrían descifrarlos jamás, que
no obtendrían de ellos las palabras que narraban sus historias individuales (niños mayores
adoptados, incapaces de comunicar su pasado remoto a los nuevos padres), pero esos
cuadros no importaban: importaban éstos que ahora contemplaba y que parecían (siguiendo
el tópico inmemorial, la leyenda eterna) robarle fragmentos de vida, absorber su edad, o su
memoria, o sus pecados (igual daba).

Tomó una decisión, y aquella misma tarde comenzó a repartir entre sus amigos su
colección más íntima de pinturas.

-Pero, Alici...

La llamaban así sus amigos: "Alici". Sin embargo, nadie supo (o quiso) avanzar
más allá de la palabra de su nombre (o de su apodo cariñoso): todos amenazaron con
protestar, pero todos terminaron sintiéndose halagados por la imprevista donación, aunque
ninguno entendía la razón oculta de aquel gesto. "Me siento mejor así", pensaba Alicia,
"porque es como si me desnudara. Ahora podré contemplarme sin estorbos, saber con más
claridad quién soy".

Pero cuando regresó a su estudio de la costa y observó las paredes ya vacías, se
dijo: "Mis recuerdos han huído con mis amigos, y éstos con mis conocidos, y
probablemente estos últimos con todos los desconocidos que pueblan el mundo".

-Mírate -se burló de su imagen en el espejo-: Treinta y cinco años, y tan solitaria.

Lo sentía como un escalofrío febril, un desmayo de hambre, o como esa parte del
cuerpo que se duerme sin avisar sobre la misma postura, un calambre de las relaciones
sociales. "Y ahora que empiezo a moverme, ay", concluyó: "ahora es cuando duele este
entumecimiento".
Se entregó durante varios días a pensar en su soledad, a percibirla como alguien
que se observase a sí mismo, incluso hablando con los demás, en las galerías de arte, en las
tertulias improvisadas, en el preámbulo del amor (en su casa o en la de cualquiera de sus
amigos). Aquel ojo examinador, inflexible, dictaminó que se hallaba completamente sola,
pero no abandonada (que nunca es soledad, porque existe la excusa de una culpa), no
solitaria (que tampoco, por ser la compañía de uno mismo), sino vacía: las paredes de su
estudio ya lo estaban, y ella también, aunque desconocía la razón. "¿Quién me posee?", se
preguntó, absurda, de improviso. ¿Quién o quiénes me han adquirido? En qué lugares me
muestro ante las miradas, incapaz de verme?" Se angustió, pero no supo dar ni siquiera con
la pregunta adecuada para esa angustia: era una sensación en medio, rodeada de niebla por
ambos lados, despojada incluso de su origen. "Me encuentro vacía, esto sí lo sé", razonó,
"pero nada más".

El terror surgió cuando supo algo más.
Fue varios días después de regalar sus antiguas pinturas. Había invitado a cenar a
otro amigo y se había esmerado lo necesario para mantener intacta su inacabable fama de
elegir siempre lo más interesante de lo mejor: en decorados, en comidas, en vinos, en
música, en ideas sexuales. Gustaba de que apreciaran los detalles y le dedicaran elogios no
demasiado sutiles.

Pero ocurrió en el brindis: había escogido adrede copas venecianas del altillo de la
despensa y en ese instante las estaba rebosando de champán. Fue al alzar la suya y hacerla
destellar con un toque de campanilla, y contemplarse entonces reflejada en su cuerpo de
cristal, bajo la luz suave de las velas, observarse a sí misma en su superficie, que le
otorgaba una apariencia delgada, cilíndrica y nebulosa como la varita de un hada. Y surgir
el recuerdo como un malestar rápido, un inesperado infarto.
Claro, estas copas.
¿Cuánto tiempo hacía que no las usaba? ¿Y cuándo las usó por última vez? Fue
con Jorge. No, con Pau.

-Alici, ¿qué te ocurre? -se alarmó su amigo-. Estás pálida.

-El champán. No voy a beber más.

Pero eran las copas. Porque mientras las contemplaba lo comprendía todo: no eran
copas (lo aparentaban, pero no). En realidad eran fragmentos ordenados, gemelos, de esa
vida solitaria sin fin ni principio. Asedios proustianos del pasado que ni siquiera se
deshacían en la boca, ni siquiera se perdían en un sabor, o en un suave perfume, o en una
música que invocara escenas remotas. No: eran objetos sólidos de la memoria que estaban
allí y seguirían estándolo, regalándole sus propios recuerdos. "¿No es una locura?", se
horrorizó. "Regalándome lo que he sido. Recordándomelo mientras yo me pierdo
inevitablemente. Diciéndome lo que hice en tal o cual momento, provocando que vuelva a
vivir las anécdotas, los errores, las vergüenzas, una velada parecida a ésta, un estúpido
orgasmo, la felicidad de un instante cualquiera que ahora no me interesa recordar, porque
no estoy con Jorge ni con Pau, sino con... Pero da igual. Son bolas de cristal, pero sólo
profetizan el pasado. Estas copas, pero también... "

Contempló la mesa de su propia casa, cubierta por un hermoso mantel; la mesa
sobre la que acababan de disfrutar de una (así lo creía ella hasta ese instante) cena tan
agradable. El espanto dejó sus mejillas blancas como la sábana de un disfraz de fantasma.
Sus ojos se desplegaron inmóviles: por un instante fueron los ojos que poseería al morir.
Contemplaba la mesa, cubierta por un hermoso mantel.

-Alici -se asustó su invitado.

La mesa. Cielo santo.

-Te pediría... que te marcharas ahora mismo, por favor -se esforzó en hablar.

-¿Te encuentras bien?

-Es posible -respondió con una sonrisa.

Una vez a solas, algo más tranquila, regresó al salón, a la velada interrumpida
(ridícula ya, como toda velada al terminar, los invitados ya ausentes pero los objetos aún
ahí, decorando el silencio). ¿Qué había sentido un momento antes, al contemplar la mesa?
Pensó que era mejor preguntarse: ¿por qué no había sentido nada nunca al
contemplar la mesa (día tras día, desde hace años), hasta ese momento?
Y no sólo la mesa: las sillas, el sofá en azul denso, las lámparas, sí, sobre todo
aquella de cuello largo y oscuro del rincón, y la alfombra de espeso pelo trigal, y la suave
moqueta que ahora pisaba. Sintió una extrañeza retroactiva: toda su vida había estado
soñando, moviéndose en la irrealidad, hasta esa noche reveladora.

Porque ahora lo sabía: las copas, la mesa, la lámpara, el sofá, la alfombra, la
moqueta. Ella. Todo era ella. Un poco de ella. Se había ido dejando aquí y allá en breves
racimos, pequeñas partes perdidas por la casa, depositadas en cada objeto como el polvo,
cubriéndolo todo. Era sorprendente, porque pensaba que su revelación afectaba de igual
manera al resto de los seres humanos, aunque nunca había conocido a nadie que la sintiera.
Nunca había leído ni oído nada parecido. Al principio, lo exultante de aquel descubrimiento
la trastornó: "Nadie lo sabe, pero vivimos rodeados por nuestra propia vida. Todos los
objetos que hemos manejado, que usamos aún, nos dicen cosas sobre nosotros, Dios mío,
nos cuentan lo que hicimos hace tiempo, las ideas que tuvimos, los sentimientos, las
experiencias. Los objetos nos albergan, oh Dios". Intentó tranquilizarse pensando que,
después de todo, su revelación se había anticipado en cuarenta años a su propia edad: "Es
algo muy común en los viejos: todo lo que miran son recuerdos. Pero ¿por qué me sucede a
mí? Soy joven aún. Quizás no tanto. Lo cierto es que he vivido mucho, y cada uno de mis
años vale por veinte. Y, a pesar de tantas experiencias, tan solitaria... "

Comprendió, estremeciéndose, que había regalado sus cuadros antiguos de la
misma forma que ahora regalaría todos los espejos de su casa: porque cada uno guardaba
algo de ella, igual que cada mueble, cada cosa que tocaba, que miraba, que oía, la pisada
gris en la alfombra (aquella mancha que nunca había desaparecido del todo con los
múltiples lavados), la esquina del sofá (donde una vez vivió una breve escena de caricias),
aquella otra esquina de la pared junto a la que se puso a gritar (porque no podía soportar
que Alfredo..., pero qué importa lo ocurrido), el lugar más cómodo, la butaca bajo la
lámpara de pie, donde acostumbraba a leer (y esas frases leídas aquel día, que tanto la
emocionaron). Por supuesto, evitó en lo posible mirar los libros de su biblioteca: no creía
poder soportar recuerdos inteligentes.

Porque eso era lo que formaba el mundo de su entorno, que ella había creído tan
ajeno, tan indiferente: una conspiración de recuerdos, recuerdos fragmentarios (era lo peor),
interrumpidos, pero restallantes ahora como piedras preciosas, afiladas puntas de recuerdos
sobre las que ella se sentía desgastarse: "Camino por entre ellos, los rozo y voy
disolviéndome", pensó. Y mientras lo pensaba, otra idea se le impuso. Habló en voz alta
para tratar de expresarla sin enloquecer:

-Conforme pienso, mis pensamientos ya no son míos. Los produzco y se esparcen,
se alejan de mí, pero no desaparecen: quedan, de alguna forma. Parece una locura, pero
quedan, y ahora lo sé. Y es terrible volver a verlos cuando ya no los piensas.

Decidió de repente marcharse de viaje: rellenó una pequeña maleta con objetos
personales (objetos que le hablaban: que le evocaban fugaces recuerdos, uno tras otro,
durante el instante en que sus manos los cogían y justo hasta el momento en que lograba
depositarlos en la maleta con gestos de horror, como si agarrara culebras vivas), pidió por
teléfono los datos del primer vuelo hacia el primer país que se le ocurrió, y estuvo una
semana viajando sin cesar, de sitio en sitio, estrenando paisajes, hoteles, costumbres.
Interrumpió su huída a la semana siguiente y regresó a Barcelona, angustiada: descubrió que
era imposible escapar, porque era imposible dejar de fabricar recuerdos. Cada nuevo
segundo que pasaba en un lugar diferente era ya un segundo viejo, acumulado, memorable.
Nada duraba el lapso mínimo como para afirmar: esto no tiene mis huellas. Comprobó que
su propia mirada elaboraba recuerdos sobre las cosas que veía, se alejaba de ella hacia lo
que contemplaba y se posaba allí, y, en ese instante, lo que miraba se hacía suyo de alguna
forma y un poco de ella misma se quedaba para siempre en lo mirado. Era una sensación
espantosa de simetría: daba lo mismo Viena, París, Londres o Saigón, cualquier lugar era
también ella cuando llegaba a verlo. "Como el agobio de buscar la parte más fresca de la
almohada durante una noche de calor", razonó: "te mueves, giras, huyes de cada lugar
recién estrenado, porque es tu propio contacto con la cosa lo que determina el frío y el calor
de esa cosa, hasta que ya no hay espacio que no contenga un poco de la tibieza de ti
misma".

Regresó a su casa y se encerró en ella. Necesitaba reflexionar sobre lo que le
estaba sucediendo y buscar alguna causa, o alguna solución (quizás eran lo mismo).
"Esto me pasa porque he vivido demasiado tiempo sola", pensó un día. "Me he
vaciado en las cosas porque no he tenido verdadera compañía: muchos ratos agradables,
pero ninguno duradero, como los seres humanos que los han compartido".
Comenzó entonces a frecuentar a sus antiguos amigos, pero este nuevo plan apenas
duró dos días. No se concentraba en las conversaciones, no se emocionaba con las
expresiones de afecto. Contemplaba sus rostros, o percibía sus tonos de voz, o la ropa que
llevaban puesta: descubrió que ella estaba también en ellos, igual que en los objetos o en los
paisajes. Sus mismos amigos se lo decían:

-¿Qué te pasa, Alici? Es como si estuvieras en otro sitio.

"En otro sitio, sí: en ti también. Transcurro sin permanecer. Ya no soy yo.
"Soy el sofá azul, qué recuerdos, Laura, tú ya no te acordarás, pero yo estoy
viéndote ahí sentada, sobre mi cuerpo, las piernas cruzadas (sólo veo tus piernas, tu culo me
ahoga), apenas te oigo pero te noto sentada sobre mí.
"Y cuántas cosas apoyadas en mi cuerpo redondo: cuántos platos y copas; cuántos
brazos, codos, servilletas, cubiertos, candelabros; cuántas palabras pronunciadas; y cuántos
errores: esos cortes fugaces del cuchillo al partir el pan, o las quemaduras del tabaco.
"Y cuando soy blanca. O en sombras. Cuando me pliego en un ángulo. Cuando soy
un vértice sin limpiar y me adorno de una minúscula telaraña. Cuando me tiendo y discurro
con mi cuerpo de zócalo.
"Y al tomarme para hablar: qué montón de mentiras cuando marcan números sobre
mí.
"Y al encenderme: sobre cuántos libros, sobre qué escenas ficticias de mí misma,
encerrada en qué interruptor negro y rojo, mi cuerpo longilíneo, proyectado y esbelto, tan
negro y frío. Qué manos (incluso mías) me han tocado. Qué tacto tibio he sentido a mi
alrededor.
"Y los pies pisándome mientras yo, abierta y extensa, contínuamente violada,
manchada y limpia, recibo los rastros de no sé cuántas huellas, qué suciedad sobre mi piel, a
veces indeleble".
Y una noche, al acostarse, creyó saber la verdad y no pudo reprimir el llanto:

-Treinta y cinco años de edad, y mira qué vida más horrible -dijo en voz alta, hacia
las sombras del oscuro dosel que la cubría-. Repartida por todos sitios. Mis cenizas
encerradas en cada uno de los objetos que me rodean. Porque todo lo que miro guarda algo
parecido a mi cuerpo muerto: es la maldición de esta cama, de la womanbed. Y el mundo
duerme feliz mientras yo me deshago en gritos, encerrada en las cosas.

Decidió que, ya que no podía regresar a su estado anterior, necesitaba encontrar
alguna forma de convivir con aquel vacío. La salvación (así la llamó después) le sobrevino
inesperada, como todas las verdaderas salvaciones, mientras paseaba por los alrededores de
su estudio, en pleno campo, cerca de los acantilados que bordeaban la playa.

-Qué savia dulce me inunda -dijo de repente.

Había caminado sin una dirección fija, casi con los ojos cerrados, alejándose cada
vez más de su casa (incapaz de soportar lo que era dentro de ella, todos y cada uno de
aquellos objetos que la señalaban, denunciando su pasado) hasta llegar cerca de aquel árbol.
Entonces se había detenido y había dicho eso.
"Qué savia. Y qué rigidez maravillosa de mi cuerpo. Y qué brazos tan incansables,
sosteniendo mis hojas verdes. Y esa brisa que enfrento quieta. Cómo me entierro en el
suelo.
"Y cómo me alzo, y vuelo, y recorro. Qué dulzura traspasarlo todo: extender las
manos y tocar sin ser tocada, inmensamente fría e invisible.
"Y ondear azul y verde, y dispersarme sin barreras, y plegarme en hermosas gibas
llenas de espuma, sierras que crecen y cumbres en las que nieva durante un parpadeo, y
romperme sin dolor sobre la arena.
"Y brillar desde mí misma. Estallar y, estallando, entregar mi luz. Qué magia mirar siempre sin ser mirada, guardar sin poseer este fuego que nunca me consume, aquí, en el
espacio de la noche eterna que me ciñe, iluminando mi propio mundo".
Regresó a su casa exultante de alegría. Dedujo que era la consecuencia lógica,
dulce, de su propia maldición, la contrapartida feliz.
"Me he dispersado", razonó: "por lo tanto, lo soy todo".

Y esa noche se acostó sonriente, pensando en el hermoso peligro de dormir sobre
una cama que contiene a otra persona.

sábado, 28 de noviembre de 2009

THE FUN THEORY: PUBLICIDAD QUE MERECE LA PENA

¿Conocéis la llamada THE FUN THEORY? Suena raro ¿verdad? Yo tampoco la conocía hasta hace poquito y cuando la vi me sorprendió bastante…THE FUN THEORY es una iniciativa de Volkswagen que trata de estudiar acerca de la forma de comportarse de la gente, como podemos hacer que con un poco de diversión la gente cambie sus hábitos pero para bien, de forma positiva.

Más exactamente THE FUN THEORY consiste en:

Algo tan simple como la diversión es la forma más fácil de cambiar el comportamiento de las personas para bien. Ya sea para usted mismo, para el medio ambiente o algo completamente diferente, lo único que importa es que es cambiar para bien.


Porque la verdadera clave de estos estudios es esa: CAMBIAR PARA BIEN A TRAVES DE LA DIVERSION.

La verdad es que este tipo de campañas publicitarias si que merecen la pena, porque además de no dejar de ser publicidad gratuita, demuestran que haciendo el mundo un poco más divertido se podría cambiar el comportamiento de la gente casi siempre para bien…

¿Queréis ver en que consiste la teoría THE FUN THEORY?

Pues bien, aquí os dejo unos videos muy curiosos de este estudio que permiten demostrar precisamente esto, que con un poco de diversión nos comportamos de mejor forma…

El primer desafío al que se enfrentaron fue el intentar conseguir que la gente dejara de subir por las escaleras mecánicas del metro y utilizara las normales…. ¿Cómo conseguirlo? Con un poco de imaginación y de diversión…aquí tenéis el resultado!!


Con algo tan sencillo todo el mundo parece haberse olvidado de las escaleras mecánicas ¿verdad? Ni siquiera los ancianos parecen ser conscientes de sus achaques…

Segundo desafío, intentar que la gente no tire la basura al suelo y utilice las papeleras…es decir, utilizar la diversión en este caso para mejorar el medio ambiente y la limpieza de nuestras ciudades… esto es lo que se hizo y solo hay que ver el resultado para ver lo efectivo que es….


Muy fácil ¿verdad?

Si es que la diversión es un aliciente que mueve montañas en el ánimo de la gente y en su forma de comportarse….todo es mucho mejor si se hace con un poco de humor.

QUE VIVA LA DIVERSIÓN!!!!

El último estudio de THE FUN THEORY que se ha hecho nos demuestra como reciclar botellas puede ser algo divertido…..reciclar botellas como si fuera una maquina tragaperras….


Por favor, más iniciativas de este tipo, más iniciativas que nos alegren la vida al mismo tiempo que contribuyan al medio ambiente o a fomentar la actividad física, en definitiva, que consigan un beneficio social.

Porque las cosas con humor y diversión, pueden tener un mejor efecto, que tomen nota nuestros gobernantes….

MI SUGERENCIA DEL DÍA: un estudio THE FUN THEORY que demuestre a la gente que tiene perros que recoger la mierda de los chuchos puede ser incluso divertido…

¡¡QUE ESTOY HARTO DE VER MADRID LLENO DE CACAS DE PERRO!! QUE AQUEROSIDAD!!!

Pero todo dicho desde el humor y la diversión ¿¿¿eh??? Que es más efectivo, no os vayáis a creer…..


La pregunta que yo me haría después de ver esta campaña publicitaria que me ha encantado…. ¿esto seguiría siendo efectivo después de que pase “la novedad”? aquí tengo mis dudas…

¿Vosotros que pensáis?

viernes, 27 de noviembre de 2009

VIERNES Y LLUEVE SOBRE MOJADO.....


Por fin el invierno hizo acto de presencia y aunque la tristeza de este tipo de días es manifiesta, si os soy sincero, ya lo echaba de menos. Estamos ante un invierno atípico, un invierno seco, donde la lluvia no se atrevía a ser la protagonista y el frío apenas rozaba nuestra piel.

Pero de pronto los días desapacibles, fríos, tristes, con lluvia, esa lluvia que te moja hasta el alma, se instalaron en nuestra vida inyectándonos el veneno de la melancolía.

Me gusta el sol, necesito verlo, necesito sentirlo sobre mi piel, me pone de buen humor, me recarga la pilas, soy un ser claramente heliocéntrico, mi vida gira entorno al sol pero debo reconocer que el tiempo estaba mostrando una cara oculta que no me gustaba, este aparente verano en noviembre que hacía arder nuestra piel oponiéndose al poder del calendario, este verano que resulta ser más falso que el amor de una noche en una discoteca de Madrid.

Por eso, a pesar de que estos días feos me hunden un poquito, sobre todo cuando se prolongan durante días, también debo confesar que los echaba de menos.

Porque aunque pueda parecer una contradicción, también amo los días como hoy, porque me dan ganas de hacer muchas cosas para mí, me dan muchas ganas de leer, de acomodar mis desordenes, reflexiono sobre muchas cosas y me surgen realizar algunos cambios en mi vida.

Son esos días en los que pienso solamente en MI y en nadie mas!

Trato de ponerme mis propios limites y mis propias metas!

SON DIAS DE REFLEXION PERSONAL!

Y ayer sentí eso, ayer fue uno de esos días, días de reflexión, de decisiones importantes, días de elecciones ante las que tomar partido, siempre hay que mojarse, no vale quedarse indiferente, días de maravillosa lectura, de música suave, tan suave como un susurro de amor, de cafetito caliente, muy caliente, humeando mientras calentamos nuestras manos al contacto con la taza, días de dulce melancolía, días de esperanza en el futuro y días de contemplar por la ventana como llueve sobre nuestro incómodo pero precioso Madrid.

Por eso ayer, a pesar de la semana más horrible de trabajo que llevo y del mal humor que voy arrastrando desde el lunes, sentí suavemente el dulce sabor de la melancolía y la perfecta embriaguez de la esperanza, que en las dosis adecuadas son el mejor coctel de la felicidad. Porque el brebaje de la felicidad consiste precisamente en eso, en una mezcla perfecta de sentimientos, añorar o desear algo por un lado y la alegría, la ilusión, la esperanza porque se hagan realidad por otro.

Porque la felicidad siempre está escondida tras lo pequeño….

Pero parece ser que nos espera todo un fin de semana lluvioso, triste, melancólico…Y ESO YA ME GUSTA MENOS!!!!

En fin, al menos tengo la satisfacción que esta semana horrible llega a su fin y que el fin de semana viene a toda velocidad por el carril de la izquierda dispuesto a dejar a un lado y en el carril de la derecha al trabajo, que ya, solo son briznas sin sentido y vacías en nuestra memoria…

Disfrutad de las pequeñas cosas del fin de semana porque seguro que allí encontraremos a la anhelada felicidad….

QUE SEAIS FELICES!!!!!!

jueves, 26 de noviembre de 2009

SE BUSCAN VOLUNTARIOS!!!!!!!!!!!!



SEAMOS SOLIDARIOS, NO OS LO PENSEIS MÁS Y LLAMADME.....PENSAD QUE TODO ES POR UNA BUENA CAUSA!!!!!!


ATENCIÓN: ABSTENERSE MUJERES QUE REAPARTAN BESOS INTELIGENTES, NO QUIERO BESOS CRUELES....

miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿NOS HEMOS VUELTOS LOCOS O QUE?


Se aproxima a velocidad vertiginosa el acontecimiento musical más grande del planeta, el único festival de la canción cuyo prestigio a nivel internacional es pésimo, es peor que Belén Esteban escribiendo una carta a los reyes magos…

“Keridoz relles majos:

Heste haño e sio guena y me porrtao mu vien….”

Ese festín de canciones europeas, el único festival, ya se acerca y la selección de candidatos a representarnos está próxima…

¿Quién será este año el pardillo que se atreva a representarnos?

Ya no nos puede sorprender nada ¿verdad?....las Ketchup con aquella canción pésima que pasó sin pena ni gloria, el Friki del chikilicuatre con aquella guitarrita haciéndonos mover como Michael Jackson o Robocop o la Rosa de España, aquella muchacha gordita sacada de la España más profunda que ni siquiera sabía hablar en Español…..en fin, QUE LÁSTIMA!!!!!!!!!!!!!!!!!

Pero en este país de pandereta, si creíais que habíais visto todo os equivocabais…… ¿quién puede representarnos en Eurovisión este año? Pues bien, un nuevo candidato, en este caso candidata, ha surgido con fuerza y amenaza con dar mucha guerra, una candidata que seguro que ni os imagináis, a la que seguro odiéis como yo lo hago, una mujer a la que insultéis incluso cuando la veáis por la televisión, una mujer ñoña y tontita pero que se está forrando…..

Pero….aún así, démosle una oportunidad!!!!!! Como ya tenemos asumido que nunca volveremos a ganar Eurovisión, al menos intentemos que la risa nos acompañe en ese certamen, mandemos a alguien del que reírnos, a carcajadas mejor, dejemos todo loco a nuestro continente, a nuestros países vecinos y seamos valientes en mandar a esta mujer….por llamarla de alguna forma.

Yo, desde este espacio, me hago oficialmente fan de KARMELE MARCHANTE, mandémosla para allá, así nos reímos un rato grande, a lo mejor con un poco de suerte se queda allí y no vuelve a España y quien sabe….¿¿¿y si gana??? Sería la polla…..

Aquí os dejo la primera posible canción con la que podría ir Karmele a Eurovisión….creedme porque es cierto, es la primera canción de tres que Karmele va a cantar en su programa Sálvame para que luego de ellas se elija la canción definitiva con la que representarnos…..

ARRIBA KARMELE!!!!!!!!!

QUE GRANDE, MENUDO RITMO……


Disfrutad de este miércoles al ritmo de la pegadiza canción de Karmele!!!!!!




PORQUE YOOOO, SOY UN TSUNAMIIIIIII………….LARALARARALAAAAAAA………

PROXIMAMENTE YA IREMOS DESVELANDO EL RESTO DE LAS CANCIONES…..

Pero ahora, a bailar con este temazo y……A VOTAR!!!!!


¿¿QUÉ OS PARECE PUEBLO SOBERANO??


KARMELE A EUROVISIÓN!!!!!!!!!!!

martes, 24 de noviembre de 2009

AMOR EN SILENCIO...



Yo te amaré en silencio como algo inaccesible, como un sueño que nunca lograré realizar y el lejano perfume de mi amor imposible rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.

¿O sí?

Triste amor en silencio...


lunes, 23 de noviembre de 2009

LA PURA Y TRISTE REALIDAD…


El otro día una gran amiga me mandó un correo que me pareció muy interesante a la par que triste, un correo donde se dicen verdades como puños, verdades que incluso duelen, por que no, verdades que te muestran de forma clara la hipocresía de nuestros gobernantes, la injusta sociedad en la que vivimos, donde unos tienen tanto y otros luchamos cada día por llegar a fin de mes….

En fin, esto siempre ha sido así y no creo que cambie jamás, no creo que podamos hacer nada, pero por favor, al menos señores políticos NO NOS TOMEN POR GILIPOLLAS, QUE NO LO SOMOS!!!!! y en especial la Señora Aguirre, la presidenta, por desgracia, de todos los madrileños, una persona de ideas rancias y con una ambición inmensa, esas ansias de gobernar pese a quién pese, incluso enfrentándose a su propio partido. Esa señora que durante un tiempo creó un nuevo ministerio, el ministerio de incultura, esa mujer que decía no llegar a fin de mes cuando el dinero le sale de las orejas a ella y a su marido el conde de pitiminí, una tía de sonrisa falsa que me inspira desconfianza y mas desconfianza, una analfabeta mental cuya única pretensión es ser algún día presidenta de todos los españoles….

QUE DIOS NOS PILLE CONFESADOS COMO ESTO SEA ASÍ!!!!!!!

Pero bueno, os dejo ya con el texto que si no luego me dicen que me sale mi vena politiquilla y me exacerbo….que le voy a hacer, soy así de pasional y lo que no puedo es con las injusticias. Me da igual de que partido provengan….y el texto de hoy nos demustra aquella frase de..."todos los politicos son iguales" EXACTO, TODOS SON LOS MISMOS VESTIDOS CON DISTINTA PIEL.

JUZGAR POR VOSOTROS MISMOS….


"Ha dicho la Presidenta de la Comunidad de Madrid que es indecente que mientras la inflación es -1%, los funcionarios además de tener plaza fija, tengan una subida salarial del 5% (gran mentira por cierto).


Me gustaría transmitirle a esta Sra. lo que considero "indecente":


Indecente, es que el salario mínimo de un trabajador sea de 624 €/mes y el de un diputado 3.996 pudiendo llegar con dietas y otras prebendas a 6.500 €/mes;

Indecente, es que un catedrático de universidad o un cirujano de la sanidad pública ganen menos que el concejal de festejos de un ayuntamiento de tercera;

Indecente es que los políticos se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca, (siempre por unanimidad de todos los partidos, por supuesto y al inicio de la legislatura); Indecente es comparar la jubilación de un diputado y el de una viuda;

Indecente, es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste con siete y los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima solo necesiten jurar el cargo;

Indecente es que los diputados sean los únicos trabajadores (¿?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del IRPF;

Indecente es colocar en la administración miles de asesores, amigotes con sueldos que ya desearían los técnicos más cualificados;

Indecente es el millonario gasto en mediocres TV creadas al servicio de la pervivencia en el trono de políticos más mediocres;

Indecente es el ingente dinero destinado a sostener los partidos aprobado por los mismos políticos que viven de ellos;

Indecente es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural);

Indecente es el coste que representan a los ciudadanos sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes siempre en gran clase y tarjetas de crédito por doquier (Tenemos mas coches oficiales en España que entrefrancia , Alemania y EEUU juntos.....alucina)

Indecente es que sus señorías falten de su escaño en los plenos una y otra vez y tengan seis meses de vacaciones al año

Indecente es que sus señorías cuando cesan en el cargo tengan un colchón del 80% del sueldo durante 18 meses; (no vaya a ser que con lo""poquito"" que han cobrado en su legislatura no les llegue)

Indecente es que ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de la política cuando cesan son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público;

Indecente , es que se pongan a parir en los debates la izquierda y la derecha y luego cenen juntitos en los mejores restaurantes ...y todo a cargo de nuestros bolsillos.


PERO LO MAS INDECENTE , ES QUE NOS TOMEN POR GILIPOLLAS.
MIENTRAS TANTO LOS CURRITOS NOS TENEMOS QUE LEVANTAR TODOS LOS DIAS PARA GANAR ESCASOS MIL EUROS...
VAYA MIERDA DE SOCIEDAD!!!!

domingo, 22 de noviembre de 2009

RELATOS DE OTOÑO V

Estoy muy contento de que hoy, nuevo día de relatos en este espacio, relatos que no se muy bien si alguien se para a leer pero que yo no desisto en el empeño, se pasee por mi blog un grande de la literatura, uno de mis escritores favoritos, un escritor como la copa de un pino que ha conseguido con sus historias que disfrute a raudales, me ha hecho feliz cuando pasaba las hojas de alguno de sus libros una tras otra con ese ansia de saber que va a pasar.

Porque hoy este espacio está dedicado por completo a mi admirado PAUL AUSTER, un escritor que ha conseguido crear un mundo propio, como ya os dije cuando hablé de MURAKAMI, un escritor diferente al resto, un escritor que te sumerge en un mundo lleno de cotidianeidad cinematográfica porque sus libros también son como películas, son libros que respiran vida, son historias mágicas que quedan grabadas en tu memoria y que jamás puedes alejarlas de ti…..

Paul Auster es un escritor fuera de lo común, todo en él está fuera de lo común, sus historias, sus películas, sus guiones, sus poemas….un estilo muy particular que a todos sus fans nos tiene muy enganchados!! Y no son pocos los seguidores que este escritor tiene por todo el mundo…

Yo, de verdad, y aprovechando este cuento, os animo a que leáis a PAUL AUSTER, porque se que vais a disfrutar, porque se que vais a ver algo diferente en sus historias, porque PAUL AUSTER tiene algún libro que todo le mundo debería leer antes de morir.

Como es costumbre ya, y antes de dar paso a este magnífico relato, os recomiendo algún libro de AUSTER, porque os aseguro que este hombre tiene algo especial…o te encanta o te aburre, no tiene termino medio

Os puedo recomendar muchos: “LA NOCHE DEL ORÁCULO”, “BROOKLYN FOLLIES”, “LA TRILOGÍA DE NUEVA YORK” “EL PALACIO DE LA LUNA”…..

Pero si os tengo que recomendar un libro, este no podía dejar de ser un libro mágico de AUSTER que me encantó, uno de mis 10 libros favoritos y que está condenado a convertirse en un clásico de la literatura mundial….el libro en cuestión es “EL LIBRO DE LAS ILUSIONES”, una obra magistral que os la recomiendo de verdad porque se que vais a disfrutarla. Este libro se enamora de cualquiera que se atreva a abrir una de sus páginas…..dejaos enamorar!!!!


Sin más, aquí os dejo el relato….

El cuento de navidad de Auggie Wren
Paul Auster


Le oí este cuento a Auggie Wren.Dado que Auggie no queda demasiado bien en él, por lo menos no todo lo bien que a él le habría gustado, me pidió que no utilizara su verdadero nombre.Aparte de eso, toda la historia de la cartera perdida, la anciana ciega y la comida de Navidad es exactamente como él me la contó.

Auggie y yo nos conocemos desde hace casi once años.Él trabaja detrás del mostrador de un estanco en la calle Court, en el centro de Brooklyn, y como es el único estanco que tiene los puritos holandeses que a mí me gusta fumar, entro allí bastante a menudo.

Durante mucho tiempo apenas pensé en Auggie Wren.Era el extraño hombrecito que llevaba una sudadera azul con capucha y me vendía puros y revistas, el personaje pícaro y chistoso que siempre tenía algo gracioso que decir acerca del tiempo, de los Mets o de los políticos de Washington, y nada más.

Pero luego, un día, hace varios años, él estaba leyendo una revista en la tienda cuando casualmente tropezó con la reseña de un libro mío.

Supo que era yo porque la reseña iba acompañada de una fotografía, y a partir de entonces las cosas cambiaron entre nosotros.

Yo ya no era simplemente un cliente más para Auggie, me había convertido en una persona distinguida.

A la mayoría de la gente le importan un comino los libros y los escritores, pero resultó que Auggie se consideraba un artista.

Ahora que había descubierto el secreto de quién era yo, me adoptó como a un aliado, un confidente, un camarada.

A decir verdad, a mí me resultaba bastante embarazoso.

Luego, casi inevitablemente, llegó el momento en que me preguntó si estaría yo dispuesto a ver sus fotografías.

Dado su entusiasmo y buena voluntad, no parecía que hubiera manera de rechazarle.

Dios sabe qué esperaba yo.Como mínimo, no era lo que Auggie me enseñó al día siguiente.En una pequeña trastienda sin ventanas abrió una caja de cartón y sacó doce álbumes de fotos negros e idénticos.Dijo que aquélla era la obra de su vida, y no tardaba más de cinco minutos al día en hacerla.

Todas las mañanas durante los últimos doce años se había detenido en la esquina de la Avenida Atlantic y la calle Clinton exactamente a las siete y había hecho una sola fotografía en color de exactamente la misma vista.El proyecto ascendía ya a más de cuatro mil fotografías.Cada álbum representaba un año diferente y todas las fotografías estaban dispuestas en secuencia, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre, con las fechas cuidadosamente anotadas debajo de cada una.

Mientras hojeaba los álbumes y empezaba a estudiar la obra de Auggie, no sabía qué pensar.Mi primera impresión fue que se trataba de la cosa más extraña y desconcertante que había visto nunca.Todas las fotografías eran iguales.Todo el proyecto era un curioso ataque de repetición que te dejaba aturdido, la misma calle y los mismos edificios una y otra vez, un implacable delirio de imágenes redundantes.

No se me ocurría qué podía decirle a Auggie; así que continué pasando las páginas, asintiendo con la cabeza con fingida apreciación.Auggie parecía sereno, mientras me miraba con una amplia sonrisa en la cara, pero cuando yo llevaba ya varios minutos observando las fotografías, de repente me interrumpió y me dijo:

- Vas demasiado deprisa.Nunca lo entenderás si no vas más despacio.

Tenía razón, por supuesto.Si no te tomas tiempo para mirar, nunca conseguirás ver nada.Cogí otro álbum y me obligué a ir más pausadamente.Presté más atención a los detalles, me fijé en los cambios en las condiciones meteorológicas, observé las variaciones en el ángulo de la luz a medida que avanzaban las estaciones.Finalmente pude detectar sutiles diferencias en el flujo del tráfico, prever el ritmo de los diferentes días (la actividad de las mañanas laborables, la relativa tranquilidad de los fines de semana, el contraste entre los sábados y los domingos).Y luego, poco a poco, empecé a reconocer las caras de la gente en segundo plano, los transeúntes camino de su trabajo, las mismas personas en el mismo lugar todas las mañanas, viviendo un instante de sus vidas en el objetivo de la cámara de Auggie.

Una vez que llegué a conocerles, empecé a estudiar sus posturas, la diferencia en su porte de una mañana a la siguiente, tratando de descubrir sus estados de ánimo por estos indicios superficiales, como si pudiera imaginar historias para ellos, como si pudiera penetrar en los invisibles dramas encerrados dentro de sus cuerpos.Cogí otro álbum.Ya no estaba aburrido ni desconcertado como al principio.Me di cuenta de que Auggie estaba fotografiando el tiempo, el tiempo natural y el tiempo humano, y lo hacía plantándose en una minúscula esquina del mundo y deseando que fuera suya, montando guardia en el espacio que había elegido para sí.Mirándome mientras yo examinaba su trabajo, Auggie continuaba sonriendo con gusto.Luego, casi como si hubiera estado leyendo mis pensamientos, empezó a recitar un verso de Shakespeare.

- Mañana y mañana y mañana - murmuró entre dientes -, el tiempo avanza con pasos menudos y cautelosos.Comprendí entonces que sabía exactamente lo que estaba haciendo.

Eso fue hace más de dos mil fotografías.Desde ese día Auggie y yo hemos comentado su obra muchas veces, pero hasta la semana pasada no me enteré de cómo había adquirido su cámara y empezado a hacer fotos.Ése era el tema de la historia que me contó, y todavía estoy esforzándome por entenderla.

A principios de esa misma semana me había llamado un hombre del New York Times y me había preguntado si querría escribir un cuento que aparecería en el periódico el día de Navidad.Mi primer impulso fue decir que no, pero el hombre era muy persuasivo y amable, y al final de la conversación le dije que lo intentaría.En cuanto colgué el teléfono, sin embargo, caí en un profundo pánico.

¿Qué sabía yo sobre la Navidad?, me pregunté.

¿Qué sabía yo de escribir cuentos por encargo?

Pasé los siguientes días desesperado; guerreando con los fantasmas de Dickens, O. Henry y otros maestros del espíritu de la Natividad.Las propias palabras "cuento de Navidad" tenían desagradables connotaciones para mí, en su evocación de espantosas efusiones de hipócrita sensiblería y melaza.Ni siquiera los mejores cuentos de Navidad eran otra cosa que sueños de deseos, cuentos de hadas para adultos, y por nada del mundo me permitiría escribir algo así.Sin embargo, ¿cómo podía nadie proponerse escribir un cuento de Navidad que no fuera sentimental?Era una contradicción en los términos, una imposibilidad, una paradoja.Sería como tratar de imaginar un caballo de carreras sin patas o un gorrión sin alas.

No conseguía nada.El jueves salí a dar un largo paseo, confiando en que el aire me despejaría la cabeza.Justo después del mediodía entré en el estanco para reponer mis existencias, y allí estaba Auggie, de pie detrás del mostrador, como siempre.Me preguntó cómo estaba.Sin proponérmelo realmente, me encontré descargando mis preocupaciones sobre él.

- ¿Un cuento de Navidad? - dijo él cuando yo hube terminado.¿Sólo es eso?Si me invitas a comer, amigo mío, te contaré el mejor cuento de Navidad que hayas oído nunca.Y te garantizo que hasta la última palabra es verdad.

Fuimos a Jack's, un restaurante angosto y ruidoso que tiene buenos sandwiches de pastrami y fotografías de antiguos equipos de los Dodgers colgadas de las paredes.Encontramos una mesa al fondo, pedimos nuestro almuerzo y luego Auggie se lanzó a contarme su historia.

- Fue en el verano del setenta y dos - dijo.

Una mañana entró un chico y empezó a robar cosas de la tienda.Tendría unos diecinueve o veinte años, y creo que no he visto en mi vida un ratero de tiendas más patético.Estaba de pie al lado del expositor de periódicos de la pared del fondo, metiéndose libros en los bolsillos del impermeable.Había mucha gente junto al mostrador en aquel momento, así que al principio no le vi.Pero cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, empecé a gritar.Echó a correr como una liebre, y cuando yo conseguí salir de detrás del mostrador, él ya iba como una exhalación por la avenida Atlantic.Le perseguí más o menos media manzana, y luego renuncié.Se le había caído algo, y como yo no tenía ganas de seguir corriendo me agaché para ver lo que era.

Resultó que era su cartera.No había nada de dinero, pero sí su carnet de conducir junto con tres o cuatro fotografías.Supongo que podría haber llamado a la poli para que le arrestara.Tenía su nombre y dirección en el carnet, pero me dio pena.No era más que un pobre desgraciado, y cuando miré las fotos que llevaba en la cartera, no fui capaz de enfadarme con él.Robert Goodwin. Así se llamaba.Recuerdo que en una de las fotos estaba de pie rodeando con el brazo a su madre o abuela.En otra estaba sentado a los nueve o diez años vestido con un uniforme de béisbol y con una gran sonrisa en la cara.No tuve valor.Me figuré que probablemente era drogadicto.Un pobre chaval de Brooklyn sin mucha suerte, y, además, ¿qué importaban un par de libros de bolsillo?

Así que me quedé con la cartera.De vez en cuando sentía el impulso de devolvérsela, pero lo posponía una y otra vez y nunca hacía nada al respecto.Luego llega la Navidad y yo me encuentro sin nada que hacer.Generalmente el jefe me invita a pasar el día en su casa, pero ese año él y su familia estaban en Florida visitando a unos parientes.Así que estoy sentado en mi piso esa mañana compadeciéndome un poco de mí mismo, y entonces veo la cartera de Robert Goodwin sobre un estante de la cocina.Pienso qué diablos, por qué no hacer algo bueno por una vez, así que me pongo el abrigo y salgo para devolver la cartera personalmente.

La dirección estaba en Boerum Hill, en las casas subvencionadas.Aquel día helaba, y recuerdo que me perdí varias veces tratando de encontrar el edificio.Allí todo parece igual, y recorres una y otra vez la misma calle pensando que estás en otro sitio.Finalmente encuentro el apartamento que busco y llamo al timbre.No pasa nada.Deduzco que no hay nadie, pero lo intento otra vez para asegurarme.Espero un poco más y, justo cuando estoy a punto de marcharme, oigo que alguien viene hacia la puerta arrastrando los pies.Una voz de vieja pregunta quién es, y yo contesto que estoy buscando a Robert Goodwin.

- ¿Eres tú, Robert? - dice la vieja, y luego descorre unos quince cerrojos y abre la puerta.Debe tener por lo menos ochenta años, quizá noventa, y lo primero que noto es que es ciega.

- Sabía que vendrías, Robert - dice -.Sabía que no te olvidarías de tu abuela Ethel en Navidad.Y luego abre los brazos como si estuviera a punto de abrazarme.Yo no tenía mucho tiempo para pensar, ¿comprendes?Tenía que decir algo deprisa y corriendo, y antes de que pudiera darme cuenta de lo que estaba ocurriendo, oí que las palabras salían de mi boca.

- Está bien, abuela Ethel - dije-.

He vuelto para verte el día de Navidad.No me preguntes por qué lo hice.No tengo ni idea.Puede que no quisiera decepcionarla o algo así, no lo sé.Simplemente salió así y de pronto, aquella anciana me abrazaba delante de la puerta y yo la abrazaba a ella.

No llegué a decirle que era su nieto.No exactamente, por lo menos, pero eso era lo que parecía.Sin embargo, no estaba intentando engañarla.Era como un juego que los dos habíamos decidido jugar, sin tener que discutir las reglas.Quiero decir que aquella mujer sabía que yo no era su nieto Robert.Estaba vieja y chocha, pero no tanto como para no notar la diferencia entre un extraño y su propio nieto.Pero la hacía feliz fingir, y puesto que yo no tenía nada mejor que hacer, me alegré de seguirle la corriente.

Así que entramos en el apartamento y pasamos el día juntos.Aquello era un verdadero basurero, podría añadir, pero ¿qué otra cosa se puede esperar de una ciega que se ocupa ella misma de la casa?Cada vez que me preguntaba cómo estaba yo le mentía.Le dije que había encontrado un buen trabajo en un estanco, le dije que estaba a punto de casarme, le conté cien cuentos chinos, y ella hizo como que se los creía todos.

- Eso es estupendo, Robert - decía, asintiendo con la cabeza y sonriendo.Siempre supe que las cosas te saldrían bien.

Al cabo de un rato, empecé a tener hambre.No parecía haber mucha comida en la casa, así que me fui a una tienda del barrio y llevé un montón de cosas.Un pollo precocinado, sopa de verduras, un recipiente de ensalada de patatas, pastel de chocolate, toda clase de cosas.Ethel tenía un par de botellas de vino guardadas en su dormitorio, así que entre los dos conseguimos preparar una comida de Navidad bastante decente.Recuerdo que los dos nos pusimos un poco alegres con el vino, y cuando terminamos de comer fuimos a sentarnos en el cuarto de estar, donde las butacas eran más cómodas.Yo tenía que hacer pis, así que me disculpé y fui al cuarto de baño que había en el pasillo.Fue entonces cuando las cosas dieron otro giro.Ya era bastante disparatado que hiciera el numerito de ser el nieto de Ethel, pero lo que hice luego fue una verdadera locura, y nunca me he perdonado por ello.

Entro en el cuarto de baño y, apiladas contra la pared al lado de la ducha, veo un montón de seis o siete cámaras.De treinta y cinco milímetros, completamente nuevas, aún en sus cajas, mercancía de primera calidad.Deduzco que eso es obra del verdadero Robert, un sitio donde almacenar botín reciente.Yo no había hecho una foto en mi vida, y ciertamente nunca había robado nada, pero en cuanto veo esas cámaras en el cuarto de baño, decido que quiero una para mí.Así de sencillo.Y, sin pararme a pensarlo, me meto una de las cajas bajo el brazo y vuelvo al cuarto de estar.

No debí ausentarme más de unos minutos, pero en ese tiempo la abuela Ethel se había quedado dormida en su butaca.Demasiado Chianti, supongo.Entré en la cocina para fregar los platos y ella siguió durmiendo a pesar del ruido, roncando como un bebé.No parecía lógico molestarla, así que decidí marcharme.Ni siquiera podía escribirle una nota de despedida, puesto que era ciega y todo eso, así que simplemente me fui.Dejé la cartera de su nieto en la mesa, cogí la cámara otra vez y salí del apartamento.Y ése es el final de la historia.

- ¿Volviste alguna vez? - le pregunté.

- Una sola - contestó. Unos tres o cuatro meses después.Me sentía tan mal por haber robado la cámara que ni siquiera la había usado aún.Finalmente tomé la decisión de devolverla, pero la abuela Ethel ya no estaba allí.No sé qué le había pasado, pero en el apartamento vivía otra persona y no sabía decirme dónde estaba ella.

- Probablemente había muerto.

- Sí, probablemente.

- Lo cual quiere decir que pasó su última Navidad contigo.

- Supongo que sí.Nunca se me había ocurrido pensarlo.

- Fue una buena obra, Auggie.Hiciste algo muy bonito por ella.

- Le mentí y luego le robé.No veo cómo puedes llamarle a eso una buena obra.

- La hiciste feliz.Y además la cámara era robada.No es como si la persona a quien se la quitaste fuese su verdadero propietario.

- Todo por el arte, ¿eh, Paul?

- Yo no diría eso.Pero por lo menos le has dado un buen uso a la cámara.

- Y ahora tienes un cuento de Navidad, ¿no?

- Sí - dije -.Supongo que sí.

Hice una pausa durante un momento, mirando a Auggie mientras una sonrisa malévola se extendía por su cara.Yo no podía estar seguro, pero la expresión de sus ojos en aquel momento era tan misteriosa, tan llena del resplandor de algún placer interior, que repentinamente se me ocurrió que se había inventado toda la historia.Estuve a punto de preguntarle si se había quedado conmigo, pero luego comprendí que nunca me lo diría.Me había embaucado, y eso era lo único que importaba.Mientras haya una persona que se la crea, no hay ninguna historia que no pueda ser verdad.

- Eres un as, Auggie - dije -.Gracias por ayudarme.

- Siempre que quieras - contestó él, mirándome aún con aquella luz maníaca en los ojos.Después de todo, si no puedes compartir tus secretos con los amigos, ¿qué clase de amigo eres?

- Supongo que estoy en deuda contigo.

- No, no.Simplemente escríbela como yo te la he contado y no me deberás nada.- Excepto el almuerzo.

- Eso es.Excepto el almuerzo.


Devolví la sonrisa de Auggie con otra mía y luego llamé al camarero y pedí la cuenta.

sábado, 21 de noviembre de 2009

ESCENAS DE CINE III

Puff, sábado, el mejor día de la semana, ese día que sientes que nunca acaba, un sábado infinito por delante para descansar y para disfrutar, un sábado en el que puedes hacer todo aquello que te apetece, hay tiempo de sobra….no tengas prisa, en sábado todo tiene cabida, el sábado es eterno….dormir, pasear, cocinar, disfrutar de la comida de puchero, fuera tupperware, dormir, comprar, más pasear, leer, ir al cine, cañear, cenar y bailar…..aunque bueno, seguro que echáis en falta algo en la lista ¿¿¿verdad???ains, que guarrillos sois….Si, también sexo!!!!! Ya se sabe aquello que dice de…SABADO SABADETE….

En fin, que todo lo imaginado y lo que está por imaginar tiene cabida en sábado, así que disfrutemos de él, no miremos el reloj, olvidémonos de él por un día y hagamos todo aquello que nos apetezca….que ya llegará el domingo para amargarnos la existencia!!!

Así que hoy, os animo a que disfrutéis del día y a que veáis películas, después de comer, por la noche…que caigáis rendidos ante una historia subyugante, que te deje sin aliento, una historia con todos los ingredientes para que ese momento con palomitas y una compañía especial sea magnífico!!!

Hoy os recomiendo desde este espacio una película que me encantó, una de mis pelis favoritas, una historia de amor al límite acompañado de una banda sonora magistral, que roza la perfección!!!

Por eso, si veis esta película os recomiendo que cojáis unas patatuelas, os hagáis bicho bola en el sofá y que saquéis los pañuelos de papel por si se escapa alguna lagrimita….

Hoy, en este espacio, mis escenas de cine corresponden a la película de MOULIN ROUGE, una película de BAZ LUHRMANN y protagonizada por NICOLE KIDMAN Y EWAN McGREGOR, un peliculón de amor musical como la copa de un pino, una película preciosa aunque un pelín triste que se disfruta desde el primer segundo…



A mi no me suele gustar mucho el cine musical pero cuando vi esta película, unas navidades de antaño en Cuenca, debo reconocer que me enamoré de la película….

ES PRECIOSISISISISIMA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Animaos a verla, una historia perfecta para este fin de semana…….

AND MY SCENES ARE…..

TODA LA PELICULA!!!!!! Pero me he decantado por estas dos (hay una escena que me encanta pero os desvelaría la película y no quiero….) ¿y las vuestras?





PARIS, PARIS, OJALÁ ESTUVIERA AHORA ALLÍ……


QUIERO IR A PARÍS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¿ALGUIEN SE ANIMA Y SE VIENE CONMIGO?

viernes, 20 de noviembre de 2009

PENSAMOS DEMASIADO....


Lo tengo comprobadísimo, NOS COMEMOS DEMASIADO LA CABEZA!!! O al menos eso es lo que me pasa a mí, no lo puedo negar, me ahogo entre mis pensamientos y entre mis sentimientos y toco fondo. Mis miedos, mis inseguridades, mis complejos, mis frustraciones, mis tristezas, me persiguen como una terrible obsesión que aunque aprieta pero no ahoga, te hace deambular por la vida de forma anodina, preocupándote más por estas obsesiones que por el mero hecho de vivir, de disfrutar de las pequeñas cosas que a cada momento se presentan a tu alrededor.

Últimamente hay una serie de miedos y sensaciones extrañas que me rondan continuamente por la cabeza y hay veces que no lo puedo evitar…así soy yo ¿miedica? Posiblemente, ¿inseguro de mi mismo? Por supuesto.

En fin, que lo que quería era autoconvencerme con este post de que no debemos pensar tanto las cosas, que debemos dejarnos arrastrar un poco por la vida, que no hay que buscarle tres pies al gato, que debemos estar en armonía con nosotros mismos y VIVIR, VIVIR Y AMAR, VIVIR Y AMAR HASTA ENLOQUECER, VIVIR Y AMAR HASTA ENLOQUECER Y EMBORRACHARNOS!!!!

Por eso, hoy me gustaría compartir con todos vosotros un reportaje que leí el otro día gracias a una buena amiga y que se publicó en El País, un reportaje muy interesante que me gustó muchísimo. Os aconsejo que lo leáis, es muy interesante y puede ponernos en la evidencia de que realmente PENSAMOS DEMASIADO y esto, a pesar de todo lo que diga la gente, NO ES TAN BUENO!!!

PENSAR A VECES DEMASIADO, PUEDE JUGAR EN NUESTRA CONTRA!!!!!

Sin duda doy fe de ello……

Espero que os guste el reportaje, es realmente interesante, y que os sirva para todos aquellos que como yo, pensamos demasiado!!!!!

DISFRUTEMOS DE ESTE FIN DE SEMANA SIN PENSAR DEMASIADO, SOLO DEJÉMONOS LLEVAR….



REPORTAJE: PSICOLOGÍA
Deje de preocuparse tanto
CRISTINA LLAGOSTERA 08/11/2009


Ocuparse de algo antes de que ocurra da sensación de control a algunas personas. Sin embargo, puede generar estrés y no mejora la capacidad para afrontar las dificultades.

Siempre sufriendo por lo que pueda pasar, siempre pensando en posibles peligros o problemas: para algunas personas, la preocupación constituye una compañera permanente que les impide vivir de manera relajada. Se sienten nerviosas con facilidad y pueden incluso tener dificultad para conciliar el sueño o concentrarse. Su mente está siempre alerta, dando vueltas alrededor de los temas que en ese momento les inquietan.

Al intentar eliminar de la mente una preocupación, a menudo se obtiene el resultado contrario: se intensifica

No toda preocupación resulta nociva; a menudo, ante sucesos difíciles, es irremediable y humano sentir inquietud

La palabra preocupación significa justamente ocuparse con insistencia de algo antes de que suceda, lo que causa desasosiego o temor. Pero, ¿tiene sentido angustiarse por lo que todavía no ha ocurrido? Las personas para las que preocuparse supone un hábito necesitan esa actividad mental para hacer su vida más predecible. Si no se agobian, si no piensan en las múltiples posibilidades, especialmente las más negativas, no sienten que dominan la situación.

La preocupación produce una ilusión de control. A menudo se considera que esa estrategia permite estar más preparado para cualquier contrariedad o revés del destino. Sin embargo, la realidad suele ser bien distinta: preocuparse por anticipado no sólo no mejora la capacidad para afrontar las dificultades, sino que genera estrés a través de la imaginación, lo cual tiene idénticas repercusiones físicas, mentales y emocionales que una situación real.

La ilusión de control

"El hombre tiene sus preocupaciones en todos los rincones de la Tierra" (Confucio)

Nuestro cerebro es una máquina de anticipar. A lo largo del proceso evolutivo ha incrementado paulatinamente su capacidad para predecir, utilizando analogías con el conocimiento acumulado de experiencias anteriores, tanto propias como de los ancestros. Según el escritor y filósofo José Antonio Marina, no existe especie más miedosa que la humana. Es el tributo que hemos de pagar por nuestra inteligencia privilegiada.

Por un lado, esta facultad para ser previsores constituye una ayuda inestimable para la supervivencia, dado que permite evitar el peligro incluso antes de que se manifieste. También es un recurso para aprender, así como para planear proyectos y crear medios con que lograr metas futuras. Pero esta habilidad también causa alguno de nuestros fallos más evidentes.

Precisamente la capacidad de anticipar es lo que atrapa a muchas personas en círculos viciosos de preocupación. Al vivir entre el recuerdo y la imaginación, entre los fantasmas del pasado y el futuro, se reavivan antiguos peligros o se inventan amenazas nuevas. Resulta fácil entonces confundir la fantasía con la realidad, y sufrir terriblemente por la incertidumbre de lo que pueda pasar.

¿Una cuestión de carácter?

"Al hombre sólo le gusta contar sus problemas, pero no cuenta sus alegrías" (Fiódor Dostoievski)

Hay personas que se definen como sufridoras. Consideran la preocupación como un rasgo de su carácter. No sólo se atormentan a sí mismas con esta exagerada aprensión, sino que también suelen desplazar este temor a las personas de su entorno. Piden, o a veces exigen, recibir noticias constantes para lograr su propia tranquilidad y, sin darse cuenta, pueden hacer sentirse a los demás responsables de su sufrimiento.

A nivel social, preocuparse por el bienestar ajeno se considera signo de interés y entrega hacia los demás. Posiblemente por este motivo quienes se identifican con esta cualidad la proclaman incluso con orgullo: "Soy así, no puedo evitarlo".

En parte esta afirmación resulta acertada. Si se intenta eliminar de la mente una preocupación a menudo se obtiene el resultado contrario: el pensamiento se torna todavía más presente o se intensifica. Se debe al efecto paradójico de la evitación, pues cuando se pretende no pensar en algo, en ese mismo momento ya está ocupando la mente.

Intentar suprimir las ideas que generan angustia, por tanto, no supone una verdadera solución. Por eso al final la persona cree que la inquietud es algo irremediable y superior a ella.

Adiestrar el pensamiento

"Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo" (Franz Grillparzer)

Quizá no se pueda evitar que aparezcan preocupaciones, pero sí decidir conscientemente qué hacer con ellas. De ese modo, en vez de crecer e invadir gran parte del espacio mental, pueden definirse de manera más concreta y dar pie a acciones productivas.

Sabemos que los pensamientos influyen directamente en el estado anímico y encierran por ello un gran poder. Pero pocas veces se señala que al pensar bien también se aprende, lo cual a menudo ni surge de manera natural ni resulta fácil. Si se deja que la mente vague libre, es posible que la persona se sienta perdida a causa de un pensamiento desbordado y fuera de control.

Para empezar, conviene ser cuidadoso con los calificativos que se utilizan al hablar de uno mismo, especialmente si se trata de etiquetas limitantes que cierran posibilidades de cambio. Las personas tenemos ciertas tendencias de carácter, pero lo valioso es utilizar esta materia prima -sea una predisposición ansiosa, perfeccionista, extrovertida...- para sacarle el máximo partido en vez de que se transforme en algo problemático. La clave es aprender a tratar las preocupaciones como lo que son: ideas sobre el futuro pero no el futuro en sí. De hecho, en cuanto aparece una inquietud se puede decidir entre alimentar el temor o ponerle límites.

Una cosa son los pensamientos que surgen y otra la persona que los experimenta, que puede observarlos y elegir cómo actuar ante aquello que ocupa su mente. Realizar esta diferenciación permite adquirir mayor dominio sobre los propios pensamientos, aprendiendo a valorarlos, a comprobar su veracidad o a definir la probabilidad de que lo que se teme realmente suceda. De este modo, en vez de estar a merced de las propias preocupaciones, se adquiere la libertad para escucharlas o no según convenga.

Percepción distorsionada

"Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias" (John Locke)

La preocupación mantiene a la persona en un continuo: "¿Y si...?", que se traduce en un estado de alerta y tensión, nerviosismo e incluso irritabilidad. Viene a ser como si todas las alarmas estuvieran encendidas.

Podemos imaginar lo que implica sostener a lo largo del tiempo un estado de tensión de este tipo. La preocupación excesiva se vincula a trastornos de ansiedad y produce un importante desgaste físico y mental. El sufrimiento de quien se preocupa excesivamente es real, aunque el principal artífice sea su propia mente y no las circunstancias.

La psicología nos advierte sobre las distorsiones cognitivas. Consisten en modos de interpretar la realidad que resultan desacertados o extremos y conducen a emociones y estados anímicos desagradables. En la preocupación resulta evidente que las cosas no nos afectan por lo que son sino por cómo las vemos.

Las personas que se angustian más de la cuenta suelen sobrevalorar el peligro e infravalorar su capacidad para afrontarlo. Su atención se dirige especialmente a lo que resulta más negativo o amenazador, haciendo caso omiso de las demás señales.

De entrada, no hay que creerse al pie de la letra el mensaje que surge desde la preocupación, dado que probablemente se trata de una información distorsionada que es preciso contrastar con la realidad.

Tolerar la incertidumbre

"La dicha humana reside en dos cosas: estar libre de enfermedades del cuerpo y libre de preocupaciones del espíritu"
(Lin Yutang)

Quien tiende a preocuparse suele tener una asignatura pendiente: aprender a tolerar mejor la incertidumbre.

Es precisamente la dificultad para aceptar lo incierto lo que conduce a utilizar la preocupación como una estrategia de control. Ante una situación, se imaginan todas las posibles eventualidades, con el fin de obtener una respuesta adecuada para cada una. Mantener la mente ocupada alivia la inquietud del "no saber".

Sin embargo, a pesar de proporcionar esta ilusión de control, sufrir por anticipado no varía la probabilidad real de que algo suceda. Es más, vivir con el alma en vilo conlleva un alto coste: sentirse mal y angustiado durante todo el proceso.

Reorganizar la mente

"Hay dos tipos de preocupaciones: las que usted puede hacer algo al respecto y las que no. No hay que perder tiempo con las segundas" (Duke Ellington)

Si nuestra mente pudiera compararse a una pantalla de ordenador sería útil observar cuántos archivos con temas preocupantes están en danza en este momento. Cuando existen demasiadas carpetas abiertas el sistema va más lento, dado que las preocupaciones consumen memoria operativa. Y en ocasiones aparece un tema principal que ocupa toda la pantalla.

Siguiendo con el símil del ordenador, al observar las preocupaciones que aparecen en la pantalla conviene valorar si merecen que se les dedique cierto tiempo, si es preferible resolver esas cuestiones definitivamente y cerrarlas o si ha llegado el momento de arrojarlas a la papelera y eliminarlas para siempre del escritorio.

Por supuesto, no toda preocupación resulta nociva; a menudo, ante sucesos difíciles, es irremediable y humano sentir inquietud. Entonces puede ser útil preguntarse: ¿estoy mentalmente en el momento presente o más bien en el futuro? o ¿qué puedo hacer ahora para mejorar la situación? Diferenciar lo que está en nuestras manos y lo que no permite vivir un presente más libre de preocupaciones.

Seis formas de exagerar los peligros

La preocupación crónica se nutre de una serie de distorsiones cognitivas que acrecientan la sensación de amenaza:

1. Magnificación

Se exagera el peligro que entraña una situación dada.
2. Adivinación

La persona cree que sus pensamientos negativos van a hacerse realidad.
3. Etiquetar

Hablar de uno mismo como “una persona sufridora”, algo muy difícil de cambiar.
4. Filtro mental

Se detectan los aspectos amenazantes mientras se pasan por alto los que no lo son.
5. Generalizar

Un hecho negativo aislado se generaliza al resto de la persona o de la situación.
6. Deducción emocional

Se tiende a sacar conclusiones a raíz de sensaciones o emociones negativas. “Me siento angustiado; seguro que irá mal”.

jueves, 19 de noviembre de 2009

LAMENTACIONES VACÍAS...


¿Por qué siempre nos damos cuenta de las cosas que hemos perdido cuando ya no podemos recuperarlas? Pero de nada sirven las lamentaciones ¿verdad? Ni ponernos a revolver como locos los armarios o ponernos a hacer el boca a boca a sentimientos que ya no están ahí, y querer recuperar el tiempo perdido a base de vivir mas aprisa o pedir perdón cuando no queda nadie a quien pedir perdón. Hay tantas cosas que echamos de menos…

miércoles, 18 de noviembre de 2009

AMOR Y CHOCOLATE


Ayer el cuento que estaba leyendo y que desprende un sabor muy muy dulce llegó a su punto final…una historia muy breve que tiene el sabor de los grandes libros, que te deja con ganas de más y que se lee en una tarde. Un libro que nadie me había recomendado, un libro del que no había oído ninguna crítica, de echo, por no saber, no sabía ni siquiera que existía…..pero en uno de mis pasos al FNAC lo vi y decidí leer la contraportada y entonces…..unas ganas locas de leerlo se apoderaron de mi!!!!!

Así que no lo pensé más, me lo compré y cuando llegué a casa empecé a leer y leer y leer hasta que tan pronto como había empezado también había acabado…me gustó!

Normalmente me gusta comprarme libros que me apetecen, libros que la gente me ha recomendado, libros de autores que me gustan, libros de los que he oído hablar o he escuchado alguna crítica pero lo que más me gusta de todo es cuando voy al FNAC sin ideas, sin prejuicios, me dejo llevar al maravilloso mundo de los libros, me pongo a leer contraportadas de libros que no conozco, libros que no pensaba comprar y cuando me doy cuenta estoy en la caja pagando un par de libros que al principio no me hubiera imaginado que compraría….eso es realmente grande. Porque ese riesgo que siempre aparece ante lo desconocido se presenta y empiezas a leer con mas ganas, con unas ganas locas de sorprenderte!! A veces lo consigues y descubres un pedazo de libro impresionante y otras veces te toca perder y asumir tu equivocación al comprar ese otro libro que no pasa de ser aceptable o incluso muy malo.

Pues eso es lo que me pasó con este libro, “SABOR A CHOCOLATE” de JOSE CARLOS CARMONA, XIII Premio Universidad de Sevilla, no lo conocía, no había escuchado hablar de él pero lo vi en una repisa del FNAC, leí la contraportada y decidí empaparme en este maravilloso cuento de amor bañado de chocolate…un cuento muy bonito pero también lleno de tragedias, una fábula entorno al chocolate y al amor, dos elementos que pueden ir de la mano, dos ingredientes necesarios en el guiso del amor….además de que el chocolate es delicioso por si mismo, incluso adictivo y antidepresivo…..¿existe algo más sensual y sexual que el chocolate? Yo creo que no….


JOSE CARLOS CARMONA


Pues bien, en este cuento de amores eternos pero no correspondidos, amores platónicos donde se hace más evidente aquel dicho popular de “quién la sigue la consigue”, el chocolate juega un papel fundamental en esta historia de amor.

No os quiero contar mucho pero para abrir apetito un pequeño resumen:

Hace más de sesenta años, Adrián Troadec vio a una chica salir de una clase de música. Dos guerras mundiales después aún funciona la fábrica de chocolate que abrió para conquistarla….

¿A que suena sugerente?

¿Os imagináis que un hombre o una mujer abren una fábrica de chocolates solo para vosotros? ¿O por vosotros? Una fabrica que se encargue de elaborar los bombones que a ti tanto te gustan…es genial, si alguien hiciera algo así por mí caería rendido a sus pies!!!

Porque…. ¿no pensáis que el chocolate y el amor pueden estar íntimamente ligados? A mi me encantaría tener una relación de ternura y chocolate, de complicidad y chocolate, de pasión y chocolate, de sexo y chocolate, de besos de chocolate, en definitiva, una relación de amor y chocolate.

Os animo a que leías esta novela de amor y de sueños, una novela adictiva como el mejor chocolate.

Yo mientras tanto aún sigo soñando con la llegada de un amor tan dulce como el chocolate, un amor con sabor a chocolate…

QUE DISFRUTEIS DE ESTE LIBRO CON SABOR A CHOCOLATE!!!!

martes, 17 de noviembre de 2009

UNA BATALLA PERDIDA DE ANTEMANO


Con mucha frecuencia observo atónito como se produce el comienzo de una guerra cruenta en la que me veo involucrado, una guerra en la que todos habremos estados sumidos alguna vez, una guerra en la que se enfrentan dos temidos adversarios: el corazón y la razón

Y en esta guerra en la que los dos adversarios lanzan sus ataques desde uno y otro bando, el único perjudicado soy yo, que tengo que decidir en base a los argumentos de cada uno de ellos como debo actuar, decidir seguramente entre lo correcto, lo que debería hacer frente a lo que realmente quiero hacer, lo que me sale de dentro hacer….

E independientemente de todo esto y decida lo que decida, nadie sale indemne de esta guerra interior, esta guerra en la que la razón analiza pormenorizadamente todo y esgrime los argumentos de los que se vale para obligarte a actuar de una determinada forma, la forma exacta de cómo deberíamos actuar si se analizan fríamente las cosas, aunque duelan o no sean fáciles. La razón en su empeño para que la hagas caso te martiriza con análisis neuronales muy complejos, son horas y más horas de meditación hasta que consigue convencerte de forma firme de cómo tienes que actuar, como ya se sabe, después de una tortura todo el mundo confiesa. Pues así actúa la razón, te tortura con argumentos, a cual más lógico, hasta que decides confesar, hasta que decides actuar como “deberías” objetivamente hablando.

Sin embargo, después entra en juego el corazón, y el corazón es capaz de derribar el sólido edificio de argumentos que la razón había esgrimido con el más leve soplo de viento, el corazón viene cargado de sentimientos, de tu yo más íntimo, aquel que es tu verdadero yo, aquel que te incita a actuar como realmente quieres actuar, actuar como te salga de dentro, sin tener en cuenta las consecuencias posteriores. Y puede ser que el corazón no pueda poner sobre la mesa un análisis matemático sobre las razones para actuar de una forma u otra como lo hace la razón, pero el corazón dispone de un arma brutal, un arma de destrucción masiva contra la cual la razón nunca podrá combatir, el corazón dispone de los sentimientos, de la espontaneidad, de la impulsividad, el corazón es el reino de las emociones que son las que están al frente del timón de nuestra vida y las que dirigen el rumbo de nuestras acciones.

Yo soy una persona muy racional en cuanto a que le doy muchas vueltas a la cabeza, pienso todo miles de veces e interpreto las cosas de diversas formas. Siempre estoy….”que habrá querido decir con eso que ha dicho”, “esa forma de actuar de hoy querrá decir algo”, “debo hacer esto por mi bien, porque si no voy a sufrir más aún” etc. Son solo algunos ejemplos de lo que quiero decir. Así la razón me martiriza hasta que me convence, debo actuar así y así porque es lo correcto, lo mejor para mí. No tengo ningún tipo de dudas.
Pero sin embargo al final soy incapaz de actuar acorde a la razón y en el último momento me dejo llevar por el corazón y su poderosa arma: las emociones

Y es que yo siempre, para bien o para mal, me he dejado llevar por las emociones frente a las razonables razones de la razón.

Corazón y razón otra vez luchando a vida o muerte por ganar la batalla que en mi caso, aunque me torture, la razón sabe que la tiene perdida de antemano.

Y… ¿Qué es lo mejor? Pues yo creo que como en todo, lo mejor es un justo equilibrio entre lo que sabes que tienes que hacer y lo que realmente quieres hacer, un perfecto equilibrio entre razón y corazón.

Es necesario saber lo que debemos hacer, que es lo correcto, como debemos actuar, sobre todo para ahorrarnos sufrimientos innecesarios, pero también es importante tener en cuenta lo que realmente queremos hacer, como queremos actuar y olvidar un poco las consecuencias de esto porque si no seguramente no seremos felices, porque en la vida hay que arriesgar un poco y si solo nos dejamos guiar por la razón tal vez sufriremos menos pero también es seguro que seremos personas con una alta dosis de frustraciones. Porque la vida es riesgo y muchas veces es aconsejable dejarse llevar por el poder arrebatador del corazón. SOBRE TODO EN EL AMOR.

¿Cuál es la posición que debemos adoptar en esta cruel batalla? Pues realmente yo creo que el mejor tratamiento posible es “sentir un poco más y pensar un poco menos”, aunque a veces duela, porque en la vida es necesario arriesgar aunque a veces escueza.

Sin embargo, hay que tener una cosa clara…..en esta batalla el único perdedor eres tú mismo.

Pero.... ¿nos arriesgamos?