domingo, 11 de abril de 2010

EL NACIMIENTO DE LAS ESTRELLAS


Hoy toca un cuentecillo para niños, para ese niño que todos llevamos dentro, para que nunca se vaya de nosotros, un cuentecillo sobre el nacimiento de las estrellas, luz que da sentido a las noches oscuras, que da sentido a la luna, luz que se intensifica cuando dos enamorados las observan juntos mientras se meten mano en el silencio de la noche.

Siempre me ha gustado mucho mirar hacia el cielo en las noches más oscuras, me serena, me relaja, me ayuda a meditar, a tomar decisiones, me gusta mirar hacia el cielo para ver a todos esos cuerpos celestes mientras que pienso en una persona especial, en esa personita que tan solo con su recuerdo hace menos oscuras las noches, porque me gusta pensar que cada estrella es una especie de urna de cristal en cuyo interior se cobija el alma de todas esas personas importantes que dan luz y sentido a nuestra vida, aquellas que se marcharon para siempre y esas que aún hoy caminan a nuestro lado.

Disfrutad de este cuento y no dejéis nunca de leer historias así, porque estas historias no tienen edad, ni sexo ni religión, porque estas historias son atemporales, porque estas historias alumbran nuestro camino al igual que las estrellas lo hacen en nuestras noches más oscuras.


LA PETICION DE LAS ESTRELLAS


Hace muchos, muchos años, en el cielo por la noche no había estrellas.

Lo que pasa, es que las estrellas son muy tímidas, muy vergonzosas y les da vergüenza que las vean en el cielo, por eso no se atrevían a salir por la noche.

Lo único que había en el cielo era la luna, pero estaba tan triste de estar sola que no alumbraba nada. El cielo estaba negro y las noches eran muy oscuras. Y, claro, los niños tenían miedo.

Había un angelito que hablaba con los niños y éstos le contaban su miedo a las noches oscuras. Así que, el angelito fue a ver a las estrellas para convencerlas de que no les diese vergüenza salir por la noche.

-"Estrellas, les dijo, ¿cómo es que siendo tan bonitas no llenáis el cielo con vuestro brillo?. Fijaos en los meteoritos, que son sólo una roca y están toda la noche de un lado para otro".

-"Es que nos da mucha vergüenza que nos miren".

-"Pero sois muy bonitas y a los niños les gustaría veros: ¿no hay manera de que os olvidéis de esa vergüenza?"

-"Hay una cosa que nos gustaría mucho: que las personas estén alegres. Aunque para nosotras es un gran sacrificio salir y que nos vean, lo haríamos a cambio de una pequeña petición: cada vez que una persona haga algo bueno por otra, algo que le produzca una alegría, una de nosotras se iluminará por la noche".

Así que, el ángel, muy contento, se lo fue a contar a los niños, que se lo contaron, a su vez, a todas las familias. Y las personas empezaron a hacer cosas que fuesen buenas para los demás y les hiciesen estar alegres, y por las noches el cielo comenzó a llenarse con las estrellas.
Y como eso sucedió hace muchos años, hay muchas estrellas en el cielo, pero todavía quedan muchísimas más que aún esperan que demos alegrías a los demás para salir.



Ya sabéis, las pequeñas alegrías, esas que muchas veces pasamos por alto, son las más importantes, las que pueden hacer incluso que una estrella brille en el cielo. Disfrutemos de la vida y dediquemos un poquito de nuestro maravilloso tiempo en hacer feliz a alguien que nos rodea, en alegrarle el día a esa persona especial que nos quiere, para que esa noche, si miramos al cielo fijamente, veamos otra estrella, la estrella de la amistad, del amor o la felicidad.

Las estrellas que dan sentido a nuestra existencia, las estrellas que guiarán nuestro camino durante toda la vida….

4 comentarios:

Ana dijo...

Santi, ¡gracias! por este cuento dominguero.

:-)

Rocío dijo...

Muy chulo la verdad.

Gracias!

Vane!! dijo...

Qué lindo!

Gracias por estas entraditas, que nos hacen pensar y volver a ver la vida como niños.

Un beso.

Santy dijo...

gracias a vosotras!!!!

porque estoy seguro que las tres todavia consevais a ese niño, en este caso niña y encima muy mona, dentro!!!!