domingo, 27 de noviembre de 2011

NUTRIENTES ESENCIALES PARA EL SER HUMANO

Domingo de sol, pero tiene pinta de hacer mucho frío......o así al menos lo demuestran las ventanas de mi habitación que se han levantado esta mañana todo empañadas por la diferencia de temperaturas entre el frío de las calles de Madrid y el calor de las pasiones y sentimientos que encierran las cuatro paredes de mi habitación...




Y más helados nos van a dejar los numerosos recortes que nos esperan de aquí en adelante, esos recortes que ya han comenzado y que sin embargo no constituyen nada más que un ápice de todo lo que vamos a sufrir los ciudadanos....




Y entre estos recortes van a ser evidentes los que se van a hacer sobre la cultura ya que esta se considera algo auxiliar y no primordial para el ser humano, parece que la cultura no es algo esencial para el ser humano y es un concepto totalmente erróneo....la cultura es un bien de primera necesidad para el ser humano, o al menos debería serlo, y los que opinen lo contrario no saben cual es el manjar de los platos de la existencia, no saben lo que es algo fundamental, aquello que es el alimento del alma, de la libertad, de la dignidad....




Pero estoy convencido que los que pensamos que la cultura debería ser intocable, respetada, admirada, fomentada....lo vamos a pasar muy mal durante este tiempo de crisis, pero no solo de crisis de los mercados sino de crisis de valores, de crisis de ideas.




Os dejo para ir entrando en calor en este domingo frío un artículo de opinión muy interesante de ANTONIO GÓMEZ RUFO que publicó en el periódico EL MUNDO y que trata precisamente sobre esto, sobre la cultura y de como ésta va a ser el blanco de todos los recortes de aquí en adelante.....NO LO PODEMOS PERMITIR!!!!!!




No me imagino una vida más gris que una vida sin cultura, el nutriente esencial de nuestra alma como seres humanos....








PAGAR EL PATO


Antonio Gómez Rufo



En estos días nos despertamos, cada mañana, con una noticia peor que la anterior. Y no sólo en lo que se refiere al déficit, la deuda, esa prima que es de riesgo (como casi todas las primas durante nuestra adolescencia) y los recortes sociales, sino en algo más profundo e importante, incluso, que la economía: la Cultura. Puede que siga en vigor el viejo apotegma de primun vivere, deide philosophare, pero cualquiera que estime que la cultura es un segundo plato, o una guarnición prescindible en el menú de la supervivencia, desconoce de qué alimentos se nutre el ser humano para conservar ese concepto tan en desuso como es la dignidad.

Un día nos enteramos de que cierran el Centro Cultural Niemeyer; otro que se suprime el premio Torrevieja de novela; al siguiente que el ayuntamiento de Madrid aplaza la exposición “Camerinos”; luego que Valencia elimina la Mostra de cine; después que los gobiernos navarro, balear, madrileño y de Castilla-La Mancha podan la educación y la cultura como primeras medidas; y, por si fuera poco, se suceden las informaciones acerca del fin de actividades en centros culturales, fundaciones y universidades de toda España. ¿Qué nos queda? ¿Que no esté garantizada la próxima edición de la Semana Negra de Gijón o de los mismos Premios Príncipe de Asturias? ¿Que las editoriales dejen de contratar, las galerías de exponer y los auditorios de celebrar conciertos? Pues en eso estamos.

Porque ése es, al parecer, el camino por el que transitan la Cultura y los creadores. Y renunciar a (o recortar) la cultura es un brindis al sol de los políticos en la falsa creencia de que se trata de algo superfluo. Como explica tan certeramente el gran periodista Antonio Ubero (en el paro, también), “es necesario que la sociedad estime el ingenio y la inteligencia, valore la autoridad del creador y del pensador y supere de una vez por todas ese prejuicio absurdo de confundir instrucción con elitismo. Que la gente se entere de que la cultura no es sólo vender libros, discos o cuadros. La cultura significa aprender a vivir”. Una gran reflexión.Tan buena, que los dirigentes políticos no llegan a creer en ella. Tal vez sea porque no aporta votos. O puede que los sucesos ocurridos en la SGAE hayan desacreditado a los creadores, que la burla mediática a “los de la ceja”, que apostaron en su día por un partido concreto, se considere oportuna, graciosa, democrática y justa, o que la concesión de subvenciones a la creación cultural (como existen en todos los países civilizados que protegen la cultura como un bien irrenunciable) duela más que las concedidas a la agricultura, la pesca o la banca. Puede, en fin, que no exista una concepción social extendida de que ser cultos es ser libres o de que, en palabras de García Lorca (Fuente Vaqueros, 1931), “no sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales”. ¿Nos suena? O las de Menéndez Pidal (1931): “El lema de la República debe ser: ‘Cultura'. Cultura, porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.

Sin embargo, nada se está oyendo sobre esto en las propuestas programáticas de los candidatos del 20-N. Y lo que se oye es como para echarse a temblar: Rajoy insinúa la supresión del Ministerio, ya lo hizo Aznar, y a Rubalcaba sólo se le ha oído recetar, en las conclusiones de la Conferencia Política socialista, “media hora de lectura diaria con los hijos como medida para mejorar su rendimiento escolar”. Y en el Liber apoyar a los editores-empresarios proponiendo la rebaja del IVA al libro electrónico al 4%. Pero ¿y para los creadores? ¿Qué medidas, propuestas y cauces ilusionadores ofrecen para que no se vean obligados a dejar su oficio para convertirse en “máquinas al servicio del Estado, en esclavos de una terrible organización social”? (Lorca, op.cit). ¿O es que cabe concebir hoy un mundo sin cine, teatro, música, libros, pintura, series, moda…? ¿Y quiénes crean? ¿Los políticos? No. Tampoco lo harían los creadores indefensos y hambrientos. Invito a leer el magnífico artículo de Luis Alemany, publicado en El Mundo el pasado 19 de marzo, titulado “Papá, el pobre, es artista”, o el publicado hace unos días, también en El Mundo, “¿Y usted vive de esto?”, de Eva Díaz Pérez (ambos en la página web de elmundo.es). Puede que ilustre a los candidatos y que lleve un poco de luz a aquellos ciudadanos que creen que, si en la vida hay algo que sobra, eso es la cultura. Porque todos sabemos que estamos en una gran crisis, y que a todos nos toca pagar el pato; pero cebarse con la Cultura, que es el imprescindible alimento que alivia, evade, enriquece, enseña, complace y dignifica, “conduce a la agonía del alma insatisfecha, que dura toda la vida” (Lorca). Y esto es, ni más ni menos, lo que están haciendo. Esperemos que comprendan que están a tiempo de rectificar.

EL MUNDO.

No hay comentarios: