En este sábado de descanso quería dedicarle un poema a la vida, a la rutina que nos hace movernos por el mundo diariamente, a esa vida cotidiana que al final es la que mueve la dirección de nuestra existencia…
Hoy quería dedicar este poema al amor que surge en cualquier sitio, que no entiende de tiempo ni espacio, hoy quería dedicarle este poema a la chica de la que creí enamorarme el otro día en el metro…no se tu nombre, no hablé contigo, solo te miré intensamente, consciente del poco tiempo que nos quedaba, sabiendo que un reloj de arena marcaba el tiempo que estaríamos juntos, en el mismo vagón de metro.
Compartimos 5 estaciones de metro, yo me bajé en Vinateros y tú seguiste, yo me despedí con otra mirada furtiva, un atraco a mano armada de mis ojos contra tus ojos, y tu, ajena a todo te tocabas el pelo.
El tren arrancó y te perdí por un túnel oscuro que solo tus ojos serían capaces de iluminar…
Así que me giré, miré al tren que se alejaba, levanté la mano al aire y en un susurro solo fui capaz de decir….¡adiós!
Consciente de que ese tren jamás volvería, consciente de que jamás la volvería a ver…
En una estación de metro
Desventurados los que divisaron
a una muchacha en el Metro
y se enamoraron de golpe
y la siguieron enloquecidos
y la perdieron para siempre entre la multitud
Porque ellos serán condenados
a vagar sin rumbo por la estaciones
y a llorar con las canciones de amor
que los músicos ambulantes entonan en los túneles
Y quizás el amor no es más que eso:
una mujer o un hombre que desciende de un carro
en cualquier estación del Metro
y resplandece unos segundos
y se pierde en la noche sin nombre
Óscar Hahn
En una estación de metro
3 comentarios:
¿Y si la vuelves a ver?
Tal vez teneis horarios similares y te la cruzas otro día, así que ves pensando en lo que puedes hacer o decir para captar su atención.
También podría ser el epílogo de un libro así que ya sabes Santi, anímate que me han dicho por ahí que se te da bien eso de escribir.
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