viernes, 25 de septiembre de 2009

EL ORIGEN DEL SIDA. LA HISTORIA JAMÁS CONTADA


El otro día navegando por internet, me encontré con un trabajo muy interesante sobre el origen del Sida y hoy, en este espacio, me gustaría compartirlo con todos vosotros. Espero que os guste, disfrutad de esta historia sobre uno de los grandes males de nuestro siglo y uno de los grandes retos para el futuro.

El origen del SIDA. La historia jamás contada.
Tras analizar la lista de países en conflicto armado y los recursos minerales que éstos poseen, encontramos el famoso “Informe Kissinger o Informe NSSM 200“. Como recordaremos se trataba de “Un extenso análisis de la situación demográfica mundial y soluciones para la estabilidad de los intereses de Estados Unidos relacionados con los recursos naturales que alimentaban las industrias norteamericanas.” Dichas soluciones pasaban por el hambre, las guerras y las enfermedades.


Evidentemente, la búsqueda de información fue enlazando de forma natural con el encuentro de noticias relativas al interés por crear conflictos bélicos en algunas áreas del planeta, las hambrunas y, cómo no, a la aparición de epidemias de nuevas enfermedades incurables y de rápida expansión: el SIDA.

Cuando el profesor Jacob Segal, antiguo director del Instituto Biológico de Berlín, inició sus investigaciones sobre el sida, no podía imaginar que sus trabajos le conducirían a abrir la puerta de una de las páginas más vergonzosas de la historia secretas de nuestro tiempo


JACOB SEGAL


Sus primeras sospechas comenzaron a aflorar cuando descubrió la increíble semejanza entre el VIH -virus causante de la enfermedad- y otras dos especies víricas: el VISNA, una patología cerebral del ganado ovino que no se contagia al ser humano, y el HTLV-I, una forma de leucemia que ataca a las células T y raramente resulta fatal. El genoma del VIH es idéntico al del visna, mucho más parecido a éste que a cualquier otro retrovirus conocido, y el tres por ciento diferente corresponde con total exactitud a un fragmento del código genético del HTLV-I.

Las implicaciones de este descubrimiento comenzaron a espantar al profesor Segal, tal grado de semejanza resultaba imposible como fruto de un proceso natural de evolución y mutación, la única explicación posible a este fenómeno es que alguien hubiera producido un híbrido de estos dos virus mediante ingeniería genética. El potencial destructivo del VIH podría haber sido incluso previsto por sus hipotéticos creadores, ya que su patología combina los efectos complementarios de ambas enfermedades. Los pacientes que no fallecen a causa de la deficiencia inmunológica provocada por el virus terminan presentando el mismo tipo de deterioro orgánico que las ovejas infectadas por el visna.

El profesor Segal debió de acercarse mucho a la verdad ya que -según la información publicada por el diario británico Sunday Express- dos funcionarios de la embajada estadounidense visitaron al científico en su domicilio para interrogarle sobre lo que sabía y pensaba de la enfermedad. Uno de ellos se identificó como historiador, el otro como cónsul. En palabras del propio Segal: “Estoy convencido de que eran agentes de la CIA”. . . .
Una de las características más notables de la teoría de Segal es que nadie se haya tomado la molestia de comprobarla, a pesar de lo relativamente fácil que sería contando con los servicios de un laboratorio bien dotado.


El hecho de que la teoría de Segal, que podría suponer una pista perfectamente válida a la hora de desarrollar un tratamiento o vacuna para la enfermedad, haya sido silenciada completamente en Estados Unidos y encontrado muy escasa difusión en Europa, hace pensar en una ”mano negra” que pretende ocultar la verdad. En cambio, la teoría “oficial” sobre el origen de le enfermedad tuvo una difusión extraordinaria en los medios de comunicación. Según ésta, el VIH se habría originado entre determinadas especies de monos africanos, de los que habría pasado al hombre a partir de una mutación.

Los primeros casos documentados de sida en África datan de 1983 (según parece relacionados con la vacunación masiva contra la polio), mientras que mucho antes -en 1979- comenzaron a registrarse casos entre la comunidad homosexual de Nueva York.

Existen evidencias de que, durante la primera mitad de la década de los setenta, Robert Gallo estuvo trabajando para la CIA en el marco de un proyecto secreto denominado MK-Naomi (Según el Dr. Boyd E. Graves, M y K son por los co-autores del virus del SIDA: Robert Manaker y Paul Kotin, y NAOMI por: Negroes Are Only Momentary Individuals) relativo al desarrollo de armas biológicas, muy similares a lo que hoy conocemos como el sida o el ébola. Durante la etapa en que este programa estuvo en funcionamiento arreció la incidencia de ciertos microorganismos infecciosos como el E. Coli 157, la bacteria devoradora de carne y los meningococos, así como de nuevos virus: el sida, el ébola, el hanta y la hepatitis C, entre otros. También se verificaron aumentos en la mortandad asociada a cánceres de los tejidos blandos, como el de próstata, el de mama o los linfomas todos ellos comúnmente achacados a la exposición a contaminantes químicos y ambientales o a la acción de toxinas de origen artificial. Y coincide con la petición de una partida presupuestaria de 10 millones de dólares por parte del Departamento de Finanzas de Defensa para el desarrollo de un virus para la guerra bacteriológica.



ROBERT GALLO


En las instalaciones de Fort Detrick, Maryland, USA, (sede de U.S. Army Medical Research and Materiel Command (USAMRMC), con su U.S. Army Medical Research Institute of Infectious Diseases (USAMRIID), y el National Cancer Institute-Frederick) entre el otoño de 1977 y la primavera de 1978, habría nacido el VIH, concretamente en uno de los laboratorios conocidos como P4 -de máxima seguridad-, en el que se habrían combinado los materiales genéticos del visna y el HTLV-I.

La fase experimental se habría llevado a cabo empleando como conejillos de indias a convictos de diversas prisiones federales con grandes condenas, a los que se habría ofrecido la conmutación de sus penas a cambio de su colaboración en un programa de investigación médica, una práctica habitual, aunque de sospechosa ética, en el sistema norteamericano. Todo podría haber sido un mero peldaño más en la sórdida historia de la experimentación con seres humanos de no ser por un fallo que cometieron los experimentadores.
Los padres del VIH no sospecharon que la enfermedad pudiera tener un periodo de incubación tan enormemente largo como el del sida que, en muchos casos, supera ampliamente la decena de años. Al no apreciar los científicos ningún tipo de síntomas en los sujetos, el experimento fue considerado un fracaso y los “conejillos” puestos en libertad tal y como se les había prometido. A partir de ese momento la epidemia se convirtió en incontrolable.


El alto porcentaje de toxicomanía y homosexualidad entre los reclusos fue seguramente lo que provocó que estos colectivos hayan sido los más castigados por la enfermedad desde que en 1979 aparecieran los primeros casos entre la comunidad homosexual de Nueva York.El congresista neoyorquino Theodore Weiss, famoso por su defensa de los derechos homosexuales, en un discurso parlamentario pronunció las siguientes palabras: “Dadas las actitudes que frente a la homosexualidad y los homosexuales demuestran ciertos sectores de nuestra sociedad, la posibilidad de que se haya empleado armamento biológico debe ser seriamente observada“.
¿Llevaba el congresista Weiss demasiado lejos sus conclusiones?Es posible, pero las estadísticas parecen darle la razón. A pesar de que potencialmente cualquiera puede ser víctima del sida, esta enfermedad se ha cebado con especial saña en sectores muy definidos de la población, como los homosexuales, los toxicómanos y los africanos, convirtiéndose en la primera epidemia de la historia que selecciona socialmente a sus presas. El cincuenta por ciento de los 210.000 casos de sida documentados en los Estados Unidos durante 1992 eran afroamericanos y el 31% hispanos, nativos o asiáticos, cuando estos colectivos apenas forman el 12% de la población norteamericana.
Como no me gusta beber de una única fuente, soy de la opinión que contrastando distintas visiones es como más se acerca uno a la verdad, dejaré también una reseña sobre la versión de otros dos científicos acerca del posible origen de este virus.El Dr. Robert Strecker, médico californiano que ha seguido la enfermedad desde sus orígenes, opina: “No existe ningún virus animal conocido que produzca todos los efectos del SIDA. Este virus ha sido logrado mediante ingeniería genética a partir de otros virus. Según mi investigación, los dos virus usados para ello son el virus MAEDI-VISNA de las ovejas y el de la leucemia bovina“.


“Los genes del SIDA no existen en los primates o el hombre“. -Dr. R. Strecker speech-
Por su parte, el Dr. John Seale, miembro de la Academia Real de Medicina de Gran Bretaña, especialista londinense en enfermedades venéreas, muy conocido también por haber seguido la enfermedad desde el principio y haber predicho la expansión de la misma, no está de acuerdo con el Dr. Segal sobre el origen militar del virus. Aunque afirma: “Estoy totalmente convencido de que el virus del SIDA está fabricado por el hombre, y que es el resultado de haber combinado accidentalmente, en algún centro de investigación sobre el cáncer de los Estados Unidos, el virus MAEDI-VISNA de las ovejas y el virus de la leucemia bovina, muy parecido al HTLV humano.”
Coinciden pues, con pequeñas discrepancias, las tres versiones.El VIH es un virus de origen artificial.


Por otro lado, habría mucho que leer también sobre los que opinan que no es el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) el causante de la enfermedad del SIDA.


Dejaremos este trabajo en vuestras manos con la frase del Premio Nobel de Química de 1993, Kary Mullis: “If there is evidence that HIV causes AIDS, there should be scientific documents which either singly or collectively demonstrate that fact, at least with a high probability. There is no such document.”


“Si hubiese evidencia de que el VIH causa el SIDA, debería de haber documentos científicos que o individual o colectivamente demostrasen ese hecho, al menos con una alta probabilidad. Tal documento no existe.”
Kary Mullis, Biochemist, 1993 Nobel Prize for Chemistry


Recordemos, por último, que el gobierno racista de Sudáfrica se planteó crear un virus que sólo afectara a personas de un determinado grupo genético. Entre los que se barajó el color de los ojos y la clase y color del pelo. Este proyecto sería mucho más “selectivo” que el virus del SIDA. Y no produciría “víctimas co-laterales no deseadas”.


Leed, investigar, buscar información en fuentes diversas. No se queden con la versión oficial. Contrasta ante la más mínima duda. Cread nuestro propio criterio. Que no nos den nuestra opinión ya formada. Mantengamos vivo el pensamiento crítico y constructivo.



Espero que os haya parecido interesante….y sobre todo, espero que os haya valido para aprender que jamás debemos dejar que nada ni nadie influya sobre nuestra capacidad de pensar y de tener criterio propio porque en ese caso seríamos unos peleles influenciables, marionetas al antojo de este mundo donde la mentira está a la vuelta de la esquina.

2 comentarios:

Ana dijo...

Interesante información que desconocía...

¡Gracias!

Santy dijo...

ES MUY INTERESANTE, si señor!!!!

yo tampoco tenia ni idea....