lunes, 23 de abril de 2012

¿ME REGALAS UN LIBRO?



 FELIZ DÍA DEL LIBRO!!!!!!!!!!!!!!!!!

¿Me regalas un libro? Te regalo un libro....

¿Hay algo más bonito para un día como hoy que ese intercambio de libertad? no creo...regalemonos libros!!!!!!!!



 LEER MÁS, VIVIR MÁS
Antonio Gómez Rufo

"Leer es un abrazo que se dan el lector y el escritor; es reconocerse mutuamente, complementarse, demostrar que no serían posible el uno sin el otro. Cuántos libros se habrán escrito a lo largo de la historia que, por no llegar a ser leídos, en realidad es como si no hubiesen existido. ¿Se imaginan los millones de manuscritos que nunca fueron impresos, editados ni publicados? Papeles y más papeles que acabaron alimentando los troncos de la chimenea para templar las atardecidas invernales. Quizá hubo entre ellos muchas obras maestras, muchas historias maravillosas; o grandes enseñanzas, o gestas incomparables. Pero no tuvieron un lector y por ello no existieron. Sin ese abrazo de la lectura, un libro no es más que una gota de lluvia caída sobre el mar, una lágrima superflua.
Los escritores escribimos para comunicarnos con nuestros contemporáneos, para expresar lo que sentimos, para gritar lo que nos gusta o nos desagrada de cuanto sucede a nuestro alrededor.
Los escritores buscamos el calor de los lectores; compartir con ellos ideas, emociones y anhelos; comprometernos con nuestro tiempo. No digo que no haya literatura de evasión, de aventuras, de mero entretenimiento; y tampoco ignoro que cumple su función. Pero todos los libros, incluso los menos afortunados, si contienen literatura, contienen vida. Yo prefiero leer y escribir libros comprometidos con nuestro tiempo, con las cosas que nos suceden, con aquello con lo que nos podemos identificar, sea para compartirlo o para criticarlo. Entiendo la literatura como compromiso. Pero no la escribiría, ni escribiría nada, si pensara que no hay nadie al otro lado con quien abrazarme en ese lazo de complicidad.
Por eso no creo en declaraciones de falsa modestia cuando las palabras son pronunciadas por los artistas en general ni por los escritores en particular. Si Kafka hubiese deseado de verdad que su obra se hubiera quemado tras su muerte, como dejó escrito en su testamento, la habría quemado él mismo. No; en el fondo, todo escritor necesita comunicarse, ser leído, ser juzgado y ser recompensado, aunque la sentencia final sea desfavorable.
Por eso hablaba de lo imprescindibles que somos todos en la lectura. Sin lectores, no hay literatura. Menuda responsabilidad. Pensar que dando la espalda a los libros hacemos invisible la literatura, o la convertimos en inexistente, es una carga demasiado pesada para llevar sobre nuestra espalda. No. Una vez que comprendemos que sin todos y cada uno de nosotros no es viable la creación literaria, que desaparece la visibilidad de los libros, ya no podemos desentendernos.
POR CIERTO, ¿no se han fijado ustedes en los libros, ahí en sus estanterías? Tan quietos, tan firmes, tan expuestos y tan solícitos. Esperando que elijamos a uno de ellos, que lo tomemos en nuestras manos y que lo abramos. Porque abrir un libro es como invitarle a vivir con nosotros. A veces he pensado en ellos como en esas imágenes de las películas antiguas de mucho llorar en las que nos muestran a los niños de un orfanato en fila, ante un matrimonio que va a buscar a uno de ellos para adoptarlo y construirle un futuro de amor y hogar. Y pienso que si lo libros se están tan quietecitos, tan pacientes, tan disponibles ahí en la estantería, es porque nos necesitan. Quizá por ello nos suceda a muchos que, cuanto más amamos los libros, más libros nos gustaría llevarnos a casa.

Y ES QUE la literatura, la lectura, los libros, nos proporcionan muchos placeres. Placeres sensuales para muchos de nuestros sentidos. No voy a decir que también para el sentido del gusto, no quiero exagerar, aunque recuerdo que Jorge Ordaz escribió una divertidísima novela titulada Confesiones de un bibliófago que contaba la historia de un Club exclusivo y privado de gourmets que, en sus sesiones mensuales, se sentaban a la mesa para comerse y degustar un libro. Es una novela que siempre recuerdo, pero aquí y ahora no diré tanto como que hay que comerse los libros. Pero sí que nos proporcionan otros placeres a nuestros sentidos, que a mí, por lo menos, me lo proporcionan.
En primer lugar creo que es un placer para el sentido de la vista. ¿O no es magnífica la visión de una buena biblioteca, como esta, ordenada y limpia, abigarrada de libros a nuestra disposición?
También me resulta placentero para el sentido del olfato poder oler un libro; sobre todo si es nuevo, recién publicado. Me encanta ese aroma mezclado de papel, tinta y encuadernación, sobremanera si es en piel de vaca, aunque no es necesario. Tengo la sospecha que oler un libro recién impreso crea adicción.
¿Y no es placentero para el sentido del tacto acariciar el lomo de un libro, deslizar la yema de un dedo por sus páginas, pasar la mano por la carátula y estrecharlo?
Y además, claro, está el placer de leerlo, que es como asomarse a una ventana, compartir una aventura, identificarse, viajar a donde de otro modo no podríamos ir, participar de las alegrías y sufrimientos de sus personajes, vivir otras vidas…
En fin. Ya conocen ustedes el placer que les proporciona un libro. Sobra extenderse sobre ello.
POR ESO MISMO es tan importante que los libros no mueran, que no sean inexistentes, que les permitamos vivir, leyéndolos. Son importantes los libros y las bibliotecas, quiero insistir en ello ahora que estamos aquí, en una biblioteca, en una gran biblioteca como esta. Y creo que tan importante es respetar a los libros como a las bibliotecas, y tanto a las bibliotecas como a los autores, a los escritores que nos facilitaron y nos siguen facilitando, con su esfuerzo, su imaginación y su genialidad, historias maravillosas que nos ayudan a crecer y a reflexionar. 

Por ello os invito a tomar la calle, a tomar los libros, a tomar la cultura.
La Bastilla de nuestros días es la Cultura, el Palacio de Invierno la Literatura, el Paraíso esta u otras bibliotecas como ésta. No consintamos en que mueran los libros ni los creadores. No dejemos que, otra vez, los dueños del poder y del dinero sean también los dueños de nuestra inteligencia. La libertad es nuestra y, como nadie tiene la posibilidad de dárnosla, porque ya no es suya sino nuestra, al menos no les demos la facilidad de, abusando de nuestra incultura, quitárnosla.
Estamos cercanos a cumplir la utopía de llevar adelante una revolución cultural a la que todos estamos llamados y en la que todos y cada uno de nosotros somos imprescindibles

La libertad es el primer paso para acabar con la pobreza extrema. Nosotros, que somos también la primera generación en la historia de la humanidad capaz de acabar con la miseria, no nos olvidemos tampoco de poner fin a la miseria intelectual. Porque a los seres humanos inteligentes y preparados no se les puede engañar.
Tierno Galván, el mejor alcalde de Madrid, lo dejó escrito: Más libros, más libres.
Yo os invito, como tantas veces hizo él, a gozar de la libertad."
 

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