domingo, 7 de marzo de 2010

EL LENGUAJE DE LOS ABRAZOS

Otra vez domingo, domingo donde la tristeza embarga el ambiente, domingo en el que la melancolía es la invitada estrella de este tiempo desapacible, frío y oscuro.

Odio este tiempo, las nubes oscuras encierran la sensación de libertad que me proporciona el cielo azul y despejado y la lluvia moja mi cabeza de melancolía, gotas de dudas que empapan mi piel, sensación de cosas perdidas a lo largo de la vida, de cosas que tuviste y ya nunca volverán, o cosas que jamás sentiste en ti y que algún día morirás sin haberlas sentido a flor de piel…

Melancolía, melancolía….

Que hermosa palabra ¿no creéis? Es una de mis palabras favoritas de entre todas las que recoge el diccionario, por la melodía que encierra, por la musicalidad que emana al pronunciarla, por todo lo que esconde, por todo lo que evoca…

Melancolía, melancolía…

La palabra melancolía encierra todas las cosas importantes de la vida, y no tiene solo ese carácter negativo que se le quiere dar, porque todo aquello que se recuerda con melancolía es lo importante de la vida, todo aquello que tenemos marcado a fuego en nuestro interior, en el núcleo de cada una de nuestras células, es como el ADN que nos define como personas, nos hace crecer, madurar, vivir a pesar de todas las cosas que vamos dejando atrás en el camino, luchar valientemente contra los zarpazos que asesta la vida, hermosa pero cruel, larga pero corta, alegre pero triste.

Melancolía, melancolía…

La palabra melancolía nos embarga en días como estos, es nuestra compañera más fiel, es el proyector de cine que nos permite mirar retrospectivamente a la vida, volver la vista al pasado y pensar por ejemplo en aquel amor que nos volvió locos, en los besos desesperados, en nuestra infancia cuando corríamos como locos sin miedo a caernos, lo importante era coleccionar moratones en nuestras rodillas, lo demás no importaba, ¿y sabéis por que no importaba lo demás? Porque pensábamos que la vida duraría para siempre, creíamos que seríamos eternos como eterna era nuestra sonrisa y nuestra sensación de libertad…

Melancolía, melancolía….

Piensas en la cantidad de gente que pasó por tu vida y no puedes dejar de sentir melancolía, sensación de pérdida, pero también millones de recuerdos imborrables, miles de viajes, confidencias de tardes enteras con viejos amigos, amores no correspondidos, guiños de ojos a media tarde, sonrisas bobaliconas que hablaban por si solas, silencio absoluto y resignación.

Melancolía, melancolía…

Estos días una mezcla de sentimientos corren por mi torrente sanguíneo, sentimientos contrapuestos, pero sentimientos que me conducen sola y exclusivamente al miedo, a la falta de libertad y a la sensación de incomprensión de cierta gente que me rodea, que me conducen a pensar que a lo mejor ni las cosas ni la gente es como parece o como yo quiero creer que es, que la vida es melancolía y la melancolía es vida.

Melancolía, melancolía…

Hoy la melancolía vino a mi, hoy no podía dejar de pensar en aquellos veranos cuando corría por Budia, cuando cogía la bicicleta y me creía que podía dominar el mundo, cuando me perdía por el campo o cuando bajaba con mi abuelo a coger los huevos que habían puesto las gallinas, melancolía de cuando cogía moras para hacer mermelada, de cuando me hacía una herida en la rodilla y mi abuela me cuidaba hasta el extremo, cuando pensaba que la libertad era infinita, una sensación de felicidad que ya nunca volverá, solo en el recuerdo, en el recuerdo melancólico que hoy me asalta…

Melancolía, melancolía…

Porque hoy te echo de menos abuelo, te extraño, necesito tocar esa mano fuerte, robusta, áspera, sentir gracias a ti que todo es posible, necesito oír una de esas batallitas que solías contarme mientras yo te miraba a los ojos y pensaba que me gustaría ser como tu de mayor, una persona valiente, luchadora, defensor a ultranza de la libertad y de la democracia, porque hoy que siento miedo, que me siento pequeñito, vulnerable, me gustaría cobijarme bajo tu abrazo, un abrazo reconfortante, de esos que solías darme y que hoy, hoy echo mucho de menos….

Melancolía, melancolía….

Ya veis, domingo y lo que echo de menos es un abrazo….pensareis que estoy loco ¿verdad?

Creo que no, regalemos abrazos, no cuestan dinero, ni siquiera esfuerzo, puede parecer que un abrazo no es nada, pero sin embargo lo dice todo, lo es todo. Al menos para mi.


Aquí os dejo una canción melancólica, una canción preciosa que me encanta, una canción que espero que disfrutéis en este día de domingo, en este día melancólico pero en el que sin embargo una sonrisa de esperanza se dibuja en mi cara…..

Espero que os guste la canción, ideal para días como estos…

Melancolía, melancolía…

Dulce melancolía de un tiempo mágico que ya nunca volverá!!

4 comentarios:

Esther dijo...

Es curioso lo de la melancolía, en sí, es algo triste pero que evoca algo hermoso, momentos maravillosos que te llevan a alguien que ya no está.
Cuando piensas que hay sensaciones que ya nunca jamás vas a sentir de repente tienes entre tus brazos un bebe que te necesita y que en cierto modo también es parte de esa persona que ya no está a tu lado y que se siente protejida a tu lado, necesita tu cariño y que seas tú quien le cure cuando se caiga..
algún día volverás a sentir todo eso, en los ojos de tu pequeña.
Estoy deseando levantarme un domingo con un sol radiante y encontrarme en tu blog un manifiesto de inmensa alegría.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Leerte hoy me hace pensar en una de mis frases favoritas del Brihadaranyaka Upanishad..

“Tu eres lo que es el profundo deseo que te impulsa.
Tal como es tu deseo es tu voluntad. Tal como es tu voluntad son tus actos.
Tal como son tus actos es tu destino.”

Raska-yü dijo...

Me apunto este tema, no lo conocía.

Santy dijo...

melancolía, bendita melancolía.....